Buenos Aires, 4 oct (EFE).- La firma francesa Kenzo ha decidido sumarse a otras marcas de lujo y abandonar el mercado argentino por el "complejo contexto económico" que atraviesa el país, informaron fuentes de la empresa.
Kenzo, propiedad del grupo francés Louis Vuitton-Moët Hennesy, comunicó que el lujoso local que tiene en Buenos Aires cerrará sus puertas en una semana debido a la "desaceleración económica del país".
La fuga de las marcas de lujo empezó en 2009, con la salida de Emporio Armani, pero se ha acelerado en los últimos meses, en los que ya han bajado las persianas Yves Saint Laurent, Louis Vuitton, Polo Ralph Lauren y Escada, mientras que la joyería Cartier sólo aguantará hasta finales de octubre.
Las restricciones a las importaciones impuestas por el Gobierno de Cristina Fernández y la exigencia de compensar lo que importan por exportaciones de productos locales han puesto en aprietos a un mercado con una producción muy centralizada que no quiere arriesgarse a ver perjudicada su imagen.
"Estas marcas no fabrican en otras partes del mundo que no sean sus países de origen para controlar la calidad. Algunas partes se hacen fuera, pero la esencia sigue siendo 'made in France' o 'made in Italy''", explicó a Efe Diego Schvartzman, presidente de la consultora MdL Luxury Consulting Group.
Schvartzman añadió que las restricciones cambiarias, que hacen muy difícil adquirir divisas por los cauces oficiales, han afectado al "humor" de los consumidores de lujo, un factor también clave para explicar las dificultades que atraviesa el sector en Argentina.
"El consumo de lujo es emocional y sus consumidores argentinos tienen dudas y sienten desconfianza por la situación económica", explicó el consultor.
Los diseñadores de alta costura argentinos tienen la oportunidad de ganar el terreno que ceden las marcas internacionales, pero no son inmunes a las trabas a las importaciones, que convierten en toda una odisea conseguir preciadas telas, como la seda.
Aún así, deben competir todavía con aquellas marcas foráneas que han conseguido adaptarse a las reglas de juego locales.
Uno de los ejemplos es la firma italiana Ermenegildo Zegna, que tras cerrar su tienda en Buenos Aires durante un par de meses por falta de mercancía, reabrió sus puertas luego de empezar a exportar lana argentina y así obtener la autorización para importar. EFE