Hazard intenta mirar hacia el futuro

Cuartos de final de una Copa Mundial de la FIFA contra una bicampeona (1978 y 1986), un cuádruple Balón de Oro de la FIFA en el bando contrario y un estadio de Brasilia entregado a la causa argentina. Bélgica soñó despierta, pero sus héroes no tenían pinta de haber asimilado la magnitud del acontecimiento, a juzgar por sus sonrisas maravilladas al saltar al campo.

Al cabo de ocho minutos, el tanto con el que abrió el marcador Gonzalo Higuaín hizo que se borraran las sonrisas belgas. La Albiceleste decidió poner las cosas en su sitio deprisa y frustrar a los Diablos Rojos de entrada, empezando por su director de orquesta. “Nos ha faltado una pizca de suerte. Ese gol de entrada ha hecho mucho daño”, se lamentó Eden Hazard en declaraciones a la FIFA.

“Estoy muy disgustado, pero de todas formas, hemos hecho un Mundial muy bueno, alcanzando nuestro objetivo”, precisó el centrocampista, tratando de tragarse una frustración amplificada por su sustitución a un cuarto de hora del final. Pero el tono en la voz disimulaba mal el sentimiento de haberse perdido unas semifinales mundialistas. Hazard no necesitaba hablar; la expresión de su rostro lo decía todo. Bélgica intentó la opción de los balones largos, dejando a su mejor solista jugar con sus armas favoritas. Pero en ningún momento hicieron diana. El esquema táctico argentino estaba demasiado bien rodado. 

Sabor a poco
Todo el mundo lo reconoce: la generación belga tiene un gran futuro ante sí. Brasil ha llegado un poco pronto para ella. Primero tiene que curtirse midiéndose a las más grandes. “Los argentinos están acostumbrados a los partidos al máximo nivel en los que la tensión toca techo. Poseen la experiencia para marcar la diferencia con pequeños detalles”, confirmó Hazard. Experiencia, la palabra clave. Los Diablos Rojos llevaban 12 años sin disfrutar de un Mundial…

Bélgica va a tener que sacar partido a su aprendizaje mundialista. “Hemos recibido una buena lección, ahora nos toca sacarle provecho”, incidió el motor belga. “Tenemos un equipo joven con mucho talento. Debemos proyectarnos hacia el futuro. Ya es un gran resultado en sí poder jugar a este nivel”, trató de convencerse el jugador del Chelsea para recuperar la sonrisa. 

Entonces, ¿qué les faltó a los Diablos para encontrar la llave del cerrojo argentino? Hazard no rehúye la responsabilidad, sino que la asume. Junto con sus compañeros, en ningún momento supieron darle la vuelta a la tortilla. “Debemos trabajar nuestros automatismos una y otra vez en los entrenamientos”, consideró. Por más que la eliminación ante Argentina siguiese el orden lógico de las cosas, el jugador de 23 años no puede evitar pensar que los suyos tenían una baza que jugar: “Sentía que había muchísimo por hacer… Pero debemos mantener la cabeza bien alta”.

Una mezcla de frustración y de orgullo mueve a los belgas antes de regresar a casa. El objetivo se ha conseguido, pero el mal sabor de boca postrero ahí queda. Hazard concluye su estancia con una satisfacción, la de haber aprendido mucho, y con una promesa en nombre de sus compañeros: la de regresar aún con más fuerza.

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