El resultado electoral de la primera vuelta en Argentina dejó muy herido al oficialismo que, pese a ganar esos comicios y pese a armar una campaña tendiente a minar la reputación del opositor Mauricio Macri, se ha mostrado dividido y con problemas para mostrar solidez en el apoyo a Daniel Scioli, abanderado del kirchnerismo y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Distancia entre los personajes más importantes del oficialismo, expresiones que antes no se harían, una unidad que parece resquebrajarse a medida que se acerca el balotaje previsto para el domingo 22 de noviembre. En primero lugar, la ausencia de Scioli en la reaparición de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el miércoles 28 de octubre, tras las elecciones del domingo anterior.
En la primera vuelta Scioli obtuvo 37,08% de los votos, en tanto Macri logró 34,15% contra todos los pronósticos que lo daban muy por debajo del oficialista. En tanto, las encuestas mantienen al candidato opositor como favorito de cara al balotaje. Según Elypsis, Macri figura primero con 56,3% frente al 43,7% de Scioli; de acuerdo a Polldata, Macri triunfaría con 55,9% y Scioli lo vería de lejos, desde el 44,1%.
La mandataria, que además ni siquiera nombró a Scioli, brindó un discurso en la Casa Rosada y luego otros tres en los balcones frente a la Plaza de Mayo. Fue una demostración de fuerza de la presidenta frente a sus seguidores. Cristina Fernández defendió el modelo, criticó a Macri –a quien tampoco mencionó– y llamó a votar por su legado. Consultado por su ausencia y por qué la mandataria no lo nombró, Scioli aseguró luego que existe plena sintonía con la jefa de Estado, que existió un respaldo claro y contundente de su parte hacia su figura, y que hablaron por teléfono. De cualquier modo, desde las elecciones no han tenido apariciones públicas en conjunto.
Scioli ya comenzó a quejarse y distanciarse de la gestión de la presidenta. En opinión de analistas, era lo que debía hacer el candidato oficialista para desmarcarse de Cristina Fernández para obtener más votos de cara a la segunda vuelta presidencial. Scioli dijo ayer que el gobierno "tiene cosas en las que no cumplió con las expectativas de la sociedad". "No voy a negar ni la inflación ni la pobreza", añadió en diálogo con FM Latina.
En esa entrevista, Scioli aseguró que gobernó Buenos Aires "con total independencia" y afirmó que en el balotaje se votará entre su propuesta y la de Macri, no entre "kirchnerismo y antikirchnerismo". Además, llamó a profesionalizar los indicadores económicos, algo sumamente criticado al gobierno por parte de instituciones privadas y en el exterior. "Voy a cambiar lo que haya que cambiar, corregir lo que tenga que corregir y mantener lo que haya que mantener", dijo.
La estrategia frente al balotaje también ha generado rispideces. El gobernador de Misiones y eventual ministro de Turismo y Deportes de Scioli, Maurice Closs, se quejó al decir que hay que dejar "de joder" con el papel que ocupará Cristina Fernández en la campaña. "El que va en la boleta es Scioli", aseveró. "Tenemos que dejar de jodernos con esta cuestión, estamos todo el día dando vueltas en qué va a hacer uno y qué va a hacer el otro; quién va a gobernar, quién no va a gobernar. Eso nos trae ruidos en la campaña. Con inteligencia, todos los ruidos, al costado", afirmó Closs.
Scioli también tuvo roces con Aníbal Fernández, jefe de Gabinete y perdedor en las elecciones a gobernador de Buenos Aires frente a la candidata de Pro –la fuerza de Macri–, María Eugenia Vidal. Durante los tres días que siguieron a la elección –que coincidió con la presidencial–, Aníbal Fernández adjudicó al "fuego amigo", además de la actual gestión de la provincia de Buenos Aires, a su derrota ante Vidal. Luego vino una foto que se sacaron juntos Fernández y Scioli en Tucumán, durante la asunción del gobernador de esa provincia, Juan Manzur, que sellaba una tregua.
El acuerdo implicaba que el sciolismo se guardaría su bronca en público por la influencia negativa que la candidatura de Aníbal Fernández generó en Scioli frente a Macri, mientras que el jefe de Gabinete se abstendría de hablar sobre traiciones. El pacto, según analistas, se preveía frágil y así resultó ser.
Ayer, Aníbal Fernández volvió a criticar al sciolismo al comparar al presidente de Banco Provincia, Gustavo Marangoni, con el economista asesor del macrismo, Carlos Melconián, de quien se dice que realizará fuertes recortes en caso de acceder al gobierno. "Me llama la atención Marangoni, tanta desesperación por parecerse a Melconián. No termino de entender", expresó Fernández.