Es una cifra increíblemente elevada que, con esta resolución, queda legalizada en la contabilidad nacional.
La decisión de la Cámara Federal porteña es una calamidad jurídica. Hay que tener en cuenta que Mulford estaba en situación de rebeldía desde hace muchos años. No obstante ello y el pronunciamiento de la Corte Suprema que denegaba un recurso de queja de los abogados de Mulford, ahora se lo sobresee.
El hecho de que un banquero declarado en rebeldía haya podido pasearse por el mundo sin ningún problema habla con claridad del poder de la gran banca sobre los poderes políticos y judiciales de los países. Pero esto no pasa sólo con la Argentina, sucede también con las decisiones soberanas de los países europeos, ahora que la crisis también los golpea a ellos.
Lo de Mulford es, además, el corolario de una historia de complicidades de todos los poderes del Estado argentino. El Megacanje surgió como un negocio entre banqueros y funcionarios del gobierno de aquel entonces, dirigido por la Alianza, los que digitaron cómo iba a ser el procedimiento y quiénes iban a ser los beneficiados del canje de deuda. Concretamente, se decidió que los bonos argentinos que ya se encaminaban al default y que estaban en poder de algunos bancos se convirtieran en préstamos garantizados, una variante de crédito externo. Cuando sobrevino el default, el gobierno que sucedió al de Fernando de la Rúa decidió pagar religiosamente esos préstamos, lo mismo que el gobierno de Néstor Kirchner y luego el de Cristina Fernández.
Está demostrado; es más, Mulford admitió que hubo un acuerdo entre los funcionarios y los banqueros que derivó en el Megacanje y en la suba de la deuda argentina en esos 50 mil millones de dólares. Con la decisión de la Cámara, esa deuda da un paso más en su legitimación.
No obstante la demostración de este acuerdo espurio, y la causa abierta en la que yo soy querellante, todos los gobiernos decidieron seguir pagando esa deuda; jamás la cuestionaron. Es decir, le dieron la espalda a una investigación fundamental para el país, como es saber si corresponde o no pagar una deuda generada en forma fraudulenta.
Por su parte, el Congreso tampoco tomó el tema. Mientras fui diputado presenté una cantidad de iniciativas tendientes a que el Congreso tomara en sus manos la investigación del tema y se declarara competente, pero las bancadas mayoritarias miraron para otro lado.
Está demostrado que el Megacanje elevó la deuda externa argentina en beneficio de unos pocos banqueros y a costa de las grandes mayorías nacionales. Sin embargo, ni la justicia argentina ni los otros poderes del Estado han podido dar un paso concreto para encausar y penar a los responsables, tanto locales como del exterior, de semejante robo a la Nación.