
Víctima de una larga enfermedad falleció anteayer al mediodía en Santiago, Chile, el actor Franklin Caicedo. Su mundo artístico se repartió entre Santiago y Buenos Aires. Y aunque en la Argentina forjó una carrera sumamente destacada, sobre todo en teatro y en cine, su raíz chilena nunca dejó de estar presente en su vida, en su forma de hablar.
Caicedo perteneció a esa generación de creadores latinoamericanos para los que el país que habitaban podía ser el mismo continente. En cualquier ciudad de América se sentían plenos, siempre y cuando estuvieran actuando.
Había nacido en Iquique, en 1928, y desde joven se ligó al teatro experimental de la Universidad de Chile. Con su elenco realizó prolongadas giras a la vez que dirigía y dictaba clases de teatro a grupo de obreros aficionados.
A fines de los años 60, en el marco de una de aquellas giras, conoció Buenos Aires, se interesó por su tradición teatral y decidió quedarse. Se ligó al grupo Eteba, que conducía Augusto Fernandes, con quien compartió algunas producciones y giras por el exterior.
Hay un espectáculo, producto de aquellas relaciones artísticas, que expuso a Franklin Caicedo en su más profunda capacidad de actor, Peer Gynt , de Henrik Ibsen, una experiencia unipersonal que, de tanto en tanto, recuperaba y que siempre resultaba un placer ver. Aquella versión, que dirigieron Lito Cruz y Héctor Bidonde, a fines de los 70, se imponía enseguida como una verdadera clase magistral de teatro. Sobre la escena, el intérprete jugaba con múltiples recursos para hacer de su relato un acto profundamente conmovedor.
Es interesante observar que en la producción de este creador, Pablo Neruda le ayuda a construir un círculo artístico singular. Empieza dirigiendo Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, la única obra teatral escrita por el poeta y, su última producción en teatro, fue El cartero de Neruda , de Antonio Skármeta.
Entre sus producciones teatrales se recuerdan Blues de la calle Balcarce, La secreta obscenidad de cada día, Canto de amor contra la muerte, El rufián en la escalera, Lisandro, Fausto, Sobremonte, el padre de la patria .
En cine, se destacó en Chile al ser protagonista de una película que, a fines de los años 50, inauguró el denominado Nuevo Cine chileno, Tres miradas a la calle , de Naum Kramarenco. En la Argentina, entre muchas otras, participó de La Patagonia rebelde, La isla, Tacos altos y Y o, la peor de todas .
Apasionado creador, Franklin Caicedo deja un recuerdo imborrable en muchos espectadores, de un lado y de otro de la Cordillera. Un intérprete exquisito, un hombre muy apacible (al menos en entrevistas periodísticas) y un intelectual que siempre recurría a la poesía para explicar el momento en el que vivía..