Fue, además de un destacado dermatólogo, un docente de enorme vocación y un hombre de altos valores humanos que se entregó por completo a las necesidades de sus vínculos más cercanos. Por eso la partida de Francisco Vicente Di Buono generó enormes muestras de dolor en distintos ámbitos platenses.
Había nacido en La Plata el 5 de diciembre de 1950, hijo de Adolfo Di Buono y Angela Rovela, siendo el mayor de tres hermanos.
Realizó sus estudios primarios en la Escuela Nº 8 “Domingo Faustino Sarmiento”, y continuó su educación secundaria en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, de 57 entre 8 y 9.
Ya de chico demostró un particular interés por los estudios, y, atento a sus excelentes dotes para la expresión oral, era habitualmente nominado para hacer los recitados en los actos escolares.
Al egresar, continuó su formación en la facultad de Medicina de la UNLP. En segundo año se convirtió en practicante alumno de la Cátedra de Histología. Más adelante fue designado en el cargo de Jefe de Trabajos, puesto en el que se desempeñó durante largos años en los que supo cosechar el aprecio, respeto y admiración de sus colegas y alumnos.
Ya con el título en mano comenzó su carrera profesional trabajando ad honorem en el hospital de la Escuela Naval de Río Santiago y el hospital de Clínicas “José de San Martín”, además de brindar sus servicios durante más de dos décadas al sistema correccional de menores. Tuvo también un consultorio privado en el que por 35 años atendió a sus pacientes con sensibilidad, comprensión y profesionalismo.
Apenas recibido conoció a Liliana Topolovec, con quien contrajo matrimonio luego de un año y medio de noviazgo. Con ella compartió un proyecto familiar que se extendió por 37 años. La familia y los sueños crecieron con los nacimientos de Mariel e Ignacio, y poco antes de su fallecimiento tuvo la dicha de conocer a su primer nieto, Franco.
Su afán por el conocimiento lo llevó siempre a profundizar en sus estudios y a mantenerse al tanto de todos los avances de su especialidad. Era amante de la música lírica, en especial de los grandes tenores, y un entusiasta de la lectura, particularmente de historia argentina y latinoamericana.