Faltan incentivos para agilizar la venta de soja

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Publicado el 19/10/2014 - La campaña agrícola 2013/2014 se «está cuidando» más que nunca. Los granos se mantienen en reserva e ingresan en cuentagotas al circuito económico. La demora en las ventas profundiza los problemas de la economía al disminuir el ingreso de divisas y el efecto multiplicador de lo que ha sido una buena campaña en lo productivo, en particular en algunas regiones del país (caso de Córdoba con récord de producción).
Para tomar una referencia, el patrón histórico indica que la comercialización de la soja llega al 76% de lo producido al mes de setiembre del ciclo comercial de cada campaña. En la campaña 2012/2013 este porcentaje bajó al 68% y en la campaña que se está comercializando actualmente el porcentaje se ubicó en el 59%, nivel más bajo aún; la demora respecto al patrón histórico llega a 17 puntos porcentuales, que representan 9,2 millones de toneladas (sobre una campaña de 54 millones según Minagri).
Las ventas de soja se encuentran por debajo del ciclo anterior en términos absolutos, tanto aquellas que van a la exportación como las que se dirigen a la industria. A fines de setiembre 2013 la exportación había comprado con precio cerrado 9,3 millones de toneladas, mientras que este año acumula 8,7 millones de toneladas para la misma fecha. La industria de procesamiento (transformación de la soja en harina, aceite y biodiesel) acumulaba compras por 24,1 millones de toneladas a setiembre de 2013, mientras que este año llevaba 22,9 millones a la misma fecha de acuerdo a cifras oficiales y estimaciones propias.
El hecho que las compras acumuladas de la industria no logran despegarse del año pasado (a pesar de la mayor disponibilidad local de soja que ha dejado el último ciclo) probablemente explique por qué el sector está desacelerando su nivel de actividad, procesando en agosto de 2014 menos soja que en similar mes del 2013.
De mantenerse la tendencia de las ventas es de esperar que vuelvan a aumentar los stocks remanentes al cierre de la campaña.
Respecto a este último punto existe cierta controversia respecto de qué volúmenes se vienen arrastrando de campañas anteriores. Por caso el último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (octubre 2014) considera que la campaña 2013/2014 arrancó con stocks muy altos, cercanos a los 9,2 millones de toneladas y que cerrará con niveles más altos todavía, de 15,4 millones de toneladas, es decir una acumulación neta de 6,2 millones de toneladas. El Ministerio de Agricultura de la Nación trabaja con números diferentes, una pauta más baja de stocks de arranque de 5,3 millones de toneladas y un cierre de ciclo de 4,8 millones de toneladas. Difícil saber con precisión dónde se ubica la realidad, aunque debe notarse que las cifras oficiales lucen optimistas en cuanto a que parecerían no estar incorporando el efecto “rezago de ventas / acumulación de stocks” que es de esperar en economías inflacionarias y con expectativas devaluatorias.
Desde otra perspectiva, las estimaciones de Minagricorren el riesgo de sobreestimar los volúmenes efectivos de exportación y procesamiento industrial que se lograrán en el ciclo 2013/2014.
Finalmente, los menores precios internacionales observados en los últimos meses pueden generar mayores incentivos a retener mercadería si existe alguna expectativa de reversión de esta situación. Actualmente los granos cotizan en niveles bajos en relación a los observados en los últimos 4 años. Como referencia, la soja vale en el mercado de Chicago U$S 350 dólares la tonelada, 167 dólares menos que su cotización promedio de 2013 y 187 dólares menos que su cotización promedio 2012. Hay que remontarse a mediados de 2010 para encontrar precios tan bajos.
Los precios de cierre de 2014 y del 2015 se proyectan en niveles similares a los actuales, en un andarivel de U$S 340 / U$S 360, el mercado de futuros no está previendo, al menos a mediados de octubre, una nueva caída en la cotización de la soja y sus productos derivados, pero tampoco una recuperación de precios para la época de la próxima cosecha argentina (abril / mayo 2015).
Como puede deducirse, el hecho que los precios esperados sean similares a los actuales, es decir, los precios más bajos de los últimos 4 años, implica un ajuste importante en los márgenes agrícolas de la campaña 2014/2015.
Si bien se trata de un problema que enfrentan productores agrícolas de todo el mundo, en el caso argentino la situación se hace más compleja por la elevada presión tributaria que sufre el sector y la presión sobre costos en dólares que implica un tipo de cambio que se encuentra contenido por debajo de su paridad de equilibrio.
El análisis muestra que a los precios actuales un productor local de soja compra menos canastas básicas de consumo que las que pudo comprar en los últimos dieciséis años, con excepción del período 1999/2001, que se caracterizó por precios internacionales muy bajos.
En Brasil, por el contrario, si bien el poder de compra actual del productor de soja ha bajado respecto de los niveles 2012/2013, éste se mantiene por encima de muchos años de la última década y de los últimos años de la década de los ’90. También se observa menor volatilidad de precios en el país vecino que en Argentina, a consecuencia de una política cambiaria que ha actuado (en cierta medida) en forma anticíclica a los precios externos de las commodities (el real estuvo muy depreciado cuando los precios internacionales eran bajos y viceversa). l
(*) Economista, Ieral

 

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