Cientos de personas reclamaron este lunes el esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que investigó el atentado en 1994 al centro judío AMIA y que hace un año fue hallado con una bala en la cabeza, sin que se haya determinado aún si fue suicidio u homicidio.
En medio de carteles con la inscripción "yo soy Nisman", los manifestantes encendieron velas para recordar que sigue en las sombras un caso que sacudió a la sociedad durante el gobierno de la expresidenta de centroizquierda Cristina Kirchner (2007-2015).
"Es una injusticia tapada por el gobierno de la expresidenta. Está claro que fueron ellos quienes lo mandaron a matar. Falta poco para que se esclarezca. Dios quiera", dijo a la AFP Gladys Nacimento, de 75 años, sosteniendo en su mano una foto de Nisman con la leyenda "Justicia".
La vicepresidenta, Gabriela Michetti, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fueron algunos de los miembros del gobierno del presidente liberal Mauricio Macri que asistieron al acto, donde se leyó una carta de las hijas de Nisman.
También estuvo presente la madre del fiscal, Sara Garfunkel, que declinó hablar con la prensa.
En la víspera del aniversario de la muerte, Macri recibió a las hijas del fiscal en una residencia privada de descanso, en las afueras de Buenos Aires, y les manifestó su intención de "hacer justicia con la memoria de su padre".
"El jefe de Estado considera una 'deuda pendiente' hacia la familia del desaparecido letrado el reconocimiento al trabajo que realizó al frente de la Unidad Fiscal AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina)", señaló un comunicado de Presidencia tras el encuentro.
La muerte del fiscal que investigó por más de una década el atentado que causó 85 muertos y 300 heridos en 1994 en Buenos Aires, se transformó en 2015, un año electoral, en un símbolo y una bandera de la entonces oposición en Argentina.
Al día siguiente de su muerte, el fiscal debía ampliar ante el Congreso una denuncia contra la entonces presidenta Kirchner, a quien acababa de acusar de encubrir a ex altos funcionarios iraníes señalados por la justicia argentina como ideólogos del atentado a la AMIA.
Esa denuncia fue luego rechazada en varias instancias judiciales por "inexistencia de delito"."Espero que se pueda llegar a la verdad acerca de la muerte de mi papá, más allá del temor que ello provocó en la gente", escribió Iara, la hija de 16 años, convencida de que fue asesinado.
Varias marchas, algunas multitudinarias, en reclamo de justicia tuvieron lugar el año pasado convocadas por fiscales y un sector del poder judicial que sostiene la teoría del homicidio.
Otro sector de sus colegas se manifestó convencido de un suicidio, mientras que familiares de víctimas de la AMIA criticaron la tarea de Nisman.
La investigación no llegó aún a una respuesta. Las pericias de la fiscalía parecen inclinar la balanza hacia un suicidio, mientras que las de la querella buscan justificar la tesis del homicidio.
Nisman apareció muerto de un disparo en la cabeza el 18 de enero de 2015 en el baño de su apartamento, ubicado en el exclusivo barrio de Puerto Madero.
Junto a su cuerpo estaba una pistola Bersa calibre 22, de donde salió la bala, y que el fiscal había pedido para proteger a sus hijas, según contó el asesor informático Diego Lagomarsino, el único procesado por prestar un arma y colaborador de la fiscalía.
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