Aquél que fuera mediocampista de Cerro Porteño y de las selecciones albirrojas juveniles, pero que jamás supo afirmarse hoy es el ídolo del Talleres de Córdoba. Recupera todas las pelotas y para los rivales, pasar por su marca y asomarse al ataque es misión complicada. Tanto lo quieren que lo van a comprar de forma definitiva.
Burgos nunca tuvo tanta trascendencia en Cerro, Luqueño, 3 de Febrero y Guabirá como lo tiene ahora en el Matador cordobés.
Los hinchas y la prensa regional lo destacan como el perro de presa más bravo de la media cancha, que recupera entre 16 a 20 pelotas y se proyecta al avance de forma eficiente.
Su entrenador Darío Kudelka ya pretende que la directiva presidida por Andrés Fassi adquiera su ficha de manera definitiva, en razón de la importancia que tiene para el plantel.
A sus 26 años, el oriundo de Itacurubí de la Cordillera al fin encontró afirmación en su carrera, y en un club que en sus momentos de fulgor fue de Primera División.
Además, Talleres de Córdoba fue campeón de la Copa Conmebol en 1999, participó en varias ediciones de la Libertadores, Mercosur, pero hoy vive su presente en el Torneo Federal A, de donde pretende escalar para retornar a la serie de la que, según Burgos jamás debió bajar.
En Paraguay tenía proyección a futuro, pero sus condiciones no las pudo demostrar porque no se le dio la chance de tener más rodaje, el que hoy tiene en la cuarta categoría de Argentina, que no será la más competitiva pero que sirve para poner a prueba el valor de la mano de obra guaraní.