En Argentina los indígenas aún son relegados de la gratuidad …

Esta norma, llamada de Implementación Efectiva de la Responsabilidad del Estado en la Educación Superior, fue aprobada el 30 de octubre pasado por el Parlamento. Solo se opusieron - o se ausentaron - legisladores de Propuesta Republicana (PRO), el partido del presidente electo Mauricio Macri.

 

A pesar de ello, esta gratuidad de las universidades públicas no ha tenido correlato en la incorporación de estudiantes indígenas, una deuda que este país arrastra desde hace siglos.

En Ecuador la tasa de la matrícula indígena en educación superior pasó del 7% al 18% y al momento hay una política de becas por cuotas que beneficia a sectores excluidos, lo que no ocurre en Argentina.

 

Este país sudamericano destinó en 2014 casi 0.9% de su PIB a la educación universitaria, pero los líderes indígenas coinciden en que la inversión no se refleja en sus comunidades. “Estamos muy lejos de acceder a la formación profesional en las universidades. Argentina tiene leyes que reconocen y crean la oportunidad de acceder a la profesionalización a pueblos indígenas, pero desde la recuperación de la democracia en 1983 no hemos tenido un solo indígena que viva en nuestras comunidades que haya podido egresar como médico, abogado o científico. El Estado tiene una deuda pendiente con nosotros”, dice Félix Díaz, cacique de la comunidad Qom, ubicada la provincia de Formosa, en la frontera con el Paraguay.

 

Díaz hace una diferenciación entre los indígenas que viven en las grandes ciudades, con mayores posibilidades y que han accedido a casas de altos estudios, y aquellos que habitan en sus comunidades.

 

“Hay indígenas que viven en zonas urbanas que acceden a una formación. Pero la diferencia entre el urbano y el del interior del país es muy grande. Ellos - los que viven en las ciudades - tienen un pensamiento occidental y repiten lo que dice el Estado, lo que fortalece la imagen de un indígena incluyente. Pero la realidad es diferente para los que vivimos en nuestras comunidades”, agrega Díaz.

 

Daniel Mato, director del programa Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), asegura que en Argentina viven un millón de indígenas que se reconocen como tales según el censo de 2010. Matos comparte con Díaz que este grupo indígena no está representado en las universidades.

 

“Por muchos motivos. Por condiciones estructurales de desventaja, porque en la fundación de esta nación han perdido el hábitat en el cual se sostenían: han pasado a ser peones de las estancias que se hicieron sobre sus territorios. No hubo por mucho tiempo escuelas para que los niños indígenas terminen la primaria y, si de un tiempo a esta parte lo hacen, luego entonces no hay escuelas para secundaria, o hay menos o no ofrecen la misma calidad de formación que las de las grandes ciudades”, sostuvo Matos al diario Página/12.

Y agregó: “muchos de estos niños o jóvenes provienen de hogares en los cuales la primera lengua no es el castellano, entonces es como educarse en cantonés”.

 

Díaz dijo que el Estado ve a los indígenas como un pueblo pobre. Siempre nos miran como si fuéramos “a los que hay que regalarle comida, ropa y darle todo servido. Y eso es una muestra de discriminación”.

 

El cacique comentó la situación que vive actualmente su pueblo. “En una de nuestras comunidades hay dos escuelas primarias y una secundaria, pero hay un solo maestro inicial y el resto de los grados no tiene docentes indígenas. Y es jornada completa, mañana y tarde, y las clases se imparten en español, no en nuestra lengua”.

 

Para él la verdadera educación debe estar en sus territorios, “ahí está nuestra historia, espiritualidad y medicina. El territorio es la base de la educación. El niño indígena debe tener una formación primaria adecuada para ir a la secundaria y luego a la universidad. Tiene que hacer ese proceso, pero con el rol intercultural”.

 

“El Estado tiene que aceptar a los indígenas idóneos para que enseñen la cuestión espiritual, el idioma, la medicina, el medio ambiente. Tiene que haber un formador de la educación, una mujer indígena que conozca la forma de vida de los pueblos y que no sea tan exigente el tema del título”, apuntó. En su provincia viven unos 120.000 indígenas de los pueblos Wichi, Qom, Pilaga y Nivaclé. Ninguno de ellos va a la Universidad. 

 

 

 

(Fuente: El Telégrafo/Ecuador)

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