MIAMI.-La disputa entre la Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas/Falkland ha vuelto a caldearse, y los últimos acontecimientos apuntan a un nuevo revés para la diplomacia argentina en su legítimo reclamo sobre las islas del Atlántico Sur.
Cuando muchos de ustedes lean estas líneas, los 3200 habitantes de las islas ocupadas por los británicos habrán llevado a cabo un referéndum para decidir si quieren seguir siendo un territorio británico de ultramar con un gobierno propio. Todo parece indicar que el referéndum confirmará el masivo apoyo a la continuidad del estatus británico de las islas , y que será una victoria propagandística para los isleños probritánicos.
Alrededor de 60 periodistas de todo el mundo se registraron para cubrir el acontecimiento. Posteriormente, los miembros de la Asamblea Legislativa de las islas iniciarán una gira mundial para publicitar el resultado del referéndum y para pregonar sus derechos bajo el principio de la autodeterminación de los pueblos.
Si bien los reclamos de la Argentina sobre las islas son legítimos, la agresiva campaña internacional de la presidenta Cristina Fernández no ha hecho más que dañar el reclamo. Con su exigencia de negociar bilateralmente con Gran Bretaña sin participación de los isleños, su retórica cada vez más hostil contra los habitantes de las islas, su prohibición de que buques con bandera de las islas amarren en puertos argentinos y su amenaza de acciones legales contra empresas que busquen petróleo en los mares circundantes, la Argentina ha empujado a los isleños a celebrar este referéndum y llevar sus resultados a foros internacionales.
Aunque no tan grave como la desastrosa invasión de las islas realizada por la dictadura en 1982, la ofensiva del actual gobierno argentino podría servir como un ejemplo modelo de incompetencia diplomática. Tanto es así que el Ministerio de Relaciones Exteriores inglés ya lo está explotando a su favor.
En una entrevista realizada la semana pasada, durante una escala en Miami de su gira por Nueva York, Washington, México y Cuba, la directora para asuntos latinoamericanos de la cancillería británica, Kate Smith, me dijo que "lo que impulsó al gobierno de las islas a realizar el referéndum fue su preocupación de que el gobierno argentino estaba incrementando su retórica de una forma que descartaba el punto de vista de los isleños". Smith agregó que "celebrar un referéndum que demuestre real y oficialmente su punto de vista ampliará y fortalecerá la posición de los isleños". Y luego agregó: "Hubo un momento, hace unos años, cuando tuvimos discusiones constructivas [con la Argentina] sobre temas como la pesca, las comunicaciones y hasta los hidrocarburos, pero ese período lamentablemente ya terminó", dijo. "Con este gobierno no hemos encontrado este tipo de cooperación en absoluto."
El senador Daniel Filmus, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, me dijo que el referéndum Malvinas/Falkland "no tiene ninguna importancia", porque -a diferencia del de Timor Oriental y otros- no ha sido conducido por las Naciones Unidas. Dijo también que los isleños no tienen lugar en la mesa de negociaciones "porque son británicos". Explicó que "la población que está allí es una población que fue implantada por la fuerza en 1833", cuando los británicos ocuparon las islas y expulsaron a los argentinos. "Los isleños podrían haberse ahorrado el referéndum, porque está claro que son británicos", agregó.
Mi opinión: los derechos de la Argentina sobre las islas son legítimos, porque -tal como escribió en 1927 el experto en derecho internacional de la Universidad de Columbia Julius Goebel en su libro La lucha por las Falklands - Francia transfirió la soberanía de las islas a la corona española en 1767, y cuando la Argentina se independizó de España, en 1816, heredó legalmente todas las ex posesiones españolas en su territorio. Eso significa que cuando los británicos ocuparon las islas, en 1833, y las llamaron Falkland, ocuparon un territorio argentino y lo poblaron con colonos británicos.
Pero la acalorada retórica de Fernández de Kirchner, así como la hostilidad de su gobierno hacia los isleños, sirve más para ganar el aplauso fácil en la escena doméstica que para ayudar al país a recuperar las islas. Si la Argentina realmente quiere reafirmar su legítimo derecho sobre las islas, debería seducir a los isleños, en vez de acosarlos.
Con su sobreactuación y soberbia, el gobierno argentino ha provocado un referéndum que les dará a los británicos y a los isleños un argumento más para oponerse a cualquier cambio en el estatus legal de las islas.
© LA NACION.
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