POR EDUARDO L. FRACCHIA *
La economía argentina está en fase de contracción después de un crecimiento promedio importante entre 2003 y 2013. Perdura un contexto internacional favorable vinculado con la depreciación del dólar y el crecimiento de Estados Unidos y de China.
En el panorama global Europa acompaña bastante de atrás creciendo al 1% anual y Japón repunta sin mayores logros con su Abenomics. China sigue a muy buen ritmo. Estados Unidos, que es quien marca el ritmo de la economía mundial, crecerá 3% con una inflación de 2% en 2014. La tasa de la Fed podría llegar a subir recién a fines de 2015. Todavía no es un tema para preocuparse pero se acabaría el entorno ideal externo cuando suban las tasas.
La economía internacional sigue recuperando terreno. El impulso que recibirá Europa con la política monetaria expansiva del BCE va en línea con lo que había decidido Draghi al asumir, no dejar caer a ninguna economía. La economía mundial, sin embargo, presenta luces y sombras. Los datos de actividad son positivos en Estados Unidos con recupero del mercado de trabajo. Se percibe un rebote de productividad interesante en el país que paradójicamente dio origen a la crisis.
Las naciones emergentes siguen picando en punta en lo que a crecimiento se refiere con mucho protagonismo de China, donde la supuesta burbuja no parece ser un problema de fondo al menos por ahora. No hay amenazas de inflación ni en Europa ni en Estados Unidos, lo que constituye un hecho favorable y permite mantener bajas las tasas de interés que constituyen un record en la serie histórica.
En concreto preocupa en Europa la deflación. El dólar sigue siendo la moneda de refugio del sistema monetario y pareciera que en este nivel el tipo de cambio dólar euro se va a quedar. Fue un ciclo de devaluación importante el experimentado por el dólar en relación al euro. A Europa le vendría bien un dólar más apreciado. El panorama incierto estará más despejado en Europa porque es positiva la filosofía de austeridad adoptada en política económica pero sigue el riesgo de trampa deflacionaria.
LATINOAMERICA
En cuanto al frente de la región todos los países salvo Venezuela y Argentina presentan tasas importantes de crecimiento. Es para Argentina, a pesar de la incertidumbre política y la falta de confianza, un período interesante para aprovechar dada la liquidez internacional y la dinámica de crecimiento sostenido de los emergentes.
En el plano interno el arrastre estadístico del 2013 sobre la economía de este año es casi nulo y hay pocos factores que puedan evitar una tasa de crecimiento negativa que podría ser de 1,0%. El consumo está caído, la inversión crece a una tasa negativa.
El nivel de actividad respecto al 98 (pico del menemismo) ha crecido 3% en la administración K. Se trata claramente, en lo que se refiere a lo esperado en PIB para 2014 y 2015, de una nueva etapa para una economía que estaba habituada a la expansión.
Las exportaciones, en particular, contribuyen este año en un porcentaje menor al crecimiento, arrancaron flojas. Deberían estar más favorecidas por el repunte de precios de la soja, por la productividad de la cosecha y por el propio crecimiento del mundo pero otros factores adversos las contraen.
En un contexto de menor rentabilidad de las empresas la puja distributiva se reaviva y aparece la demanda por mayores salarios. El salario real desde diciembre de 2001 se recuperó mucho en especial en el sector formal. Hubo un desempleo razonable estos últimos años y los sindicatos tuvieron entonces mayor poder de negociación. La presión sobre el costo laboral influye sobre la inflación, que se ha constituido en la preocupación central de la coyuntura. La discusión se centra en si en el segundo semestre se reducirá aún más la tasa de crecimiento y si la inflación escalará más.
Proyectada la inflación se encamina hacia el 34% anual. El aumento de precios se vinculaba antes con tasas elevadas de crecimiento y a un uso más intensivo de la capacidad. Ahora se trata de estanflación. La hemos tenido muchas veces, en especial en los "80.
ENERGIA
Desde el lado de la oferta, se presenta como años pasados el fantasma de la crisis energética en particular con incertidumbre en este invierno. Es claramente un tema que el gobierno ha gestionado mal y si bien ha habido esfuerzos de inversión son todavía insuficientes para salir de una situación estructural delicada pero no de crisis, como la que estamos atravesando.
Es un pronóstico claramente difícil el energético por la gran cantidad de variables en juego, pero parece lógico preparase para un escenario de mayores cortes a empresas industriales. Las compras externas a Bolivia (gas) y de fuel oil y gas oil ayudarán a cerrar la brecha con un costo fiscal nada despreciable. En el sector eléctrico no se presentarán problemas serios en el 2014 dada la recesión, pero sí puede ser más crítica la situación hacia 2015 en particular en el área de generación, comprometida desde 2007.
Para concluir la intención implícita de la presidenta de plebiscitar su gestión en octubre de 2015 lleva a poner a la política por encima de la economía. La inflación asoma como la amenaza mayor. Por otra parte, en el plano cambiario cada vez puede ser más difícil defender el dólar en 8 pesos. Se trata de manejar un equilibrio delicado entre nivel de actividad, tipo de cambio, tasas de interés y nivel de precios. Por ahora no se percibe la vocación firme de eliminar el déficit fiscal, que es el núcleo del problema macroeconómico, la inflación.
* Investigador senior de la Universidad Austral.