El Parlasur en coma, ¿inducido?

Publicado el 29/10/2012 - La parálisis del Parlamento del Mercosur (Parlasur) desde hace un año genera dudas e interrogantes. A las demoras y desavenencias ocurridas en los Congresos de Brasil y de la Argentina para designar en su momento a sus representantes se le ha sumado otro obstáculo, hasta ahora insalvable, relacionado con la suspensión de Paraguay de participar en los órganos del Mercosur decidida en la Cumbre de Mendoza en junio pasado.
En los considerandos de la decisión los jefes de Estado dejan expresamente aclarado que la medida no debe producir perjuicio alguno al pueblo paraguayo.
El Parlasur es un órgano de la estructura institucional del bloque que no representa a ninguno de los poderes del Estado, más aun está conformado por Parlamentarios del Mercosur que representan a “sus pueblos” y en el caso de Paraguay son, hasta el momento, los únicos que han sido elegidos por sufragio universal en las elecciones generales del año 2008.
Sería sumamente contradictorio pretender aplicar dicha suspensión en el seno del Parlasur, habida cuenta de que su composición obedece a criterios esencialmente distintos del resto de los órganos del Mercosur, y que en el hipotético caso de pretender aplicarla, cualquier ciudadano paraguayo podría sentirse afectado en sus derechos civiles y políticos, intención que no condice con el espíritu de la decisión tomada en Mendoza.
No obstante, es confusa e inquietante la señal política que se desprende de su inactividad. En la Argentina, se modificará en breve el Código Electoral que posibilitará votar a partir de los 16 años, pero, aparentemente, no está en agenda incorporar el derecho que tiene la ciudadanía de elegir los parlamentarios del Mercosur, como tampoco lo estaría ni en Brasil ni en Uruguay, países que han asumido el compromiso oportunamente en el Protocolo Constitutivo del Parlasur.
El Mercosur está atravesando una etapa de reconfiguración de su perfil, de sus contenidos y de sus objetivos, en consonancia con nuevos paradigmas políticos, sociales y económicos de la región.
Sería una fuerte señal de compromiso político con la integración dotar al Mercosur de una institucionalidad profundamente democrática, innovadora, participativa y eficiente que termine de consolidar un modelo propio de integración para el Siglo XXI.
El Parlasur, como caja de resonancia de la integración, mantiene una deuda con la ciudadanía, que debiera ser subsanada con una contundente agenda de relanzamiento.
Como decía Jean Monnet “la integración no se trata de coaligar Estados sino de unir hombres”. l

(*) Presidente de Espacio para
la Integración y la Convergencia

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