“El papa Francisco apoya plenamente el compromiso por hacer respetar los Derechos Humanos violados en el mundo y se suma en especial a a quienes trabajan para poner fin a la violencia contra los niños y las mujeres durante los conflictos armados”.
La observación fue hecha el pasado viernes por la Representante Permanente de la Argentina ante las Naciones Unidas, embajadora María Cristina Perceval, en una entrevista con el diario del Vaticano L’Obsservatore Romano, poco después de haberse reunido con el sumo pontífice acompañada por la Representante Especial de las Naciones Unidas sobre Violencia Sexual en ámbitos de conflicto y post-conflicto, Zainab Hawa Bangura; la Representante Especial del Secretario General para la cuestión de los niños y los conflictos armados, Leila Zerrougui; y Julienne Lusenge, la Presidenta de Solidaridad Femenina para la Paz Integral y el Desarrollo, una red de más de 40 organizaciones de la República Democrática del Congo que trabajan en la región de los Grandes Lagos de África.
Perceval dijo que hablaron con el Papa sobre la cultura del respeto, la reconciliación, la tolerancia, la paz, y la necesidad de que los crímenes cometidos en contextos de conflicto armado no queden impunes. Perceval le dijo también al Papa que la mayoría de las víctimas de la violencia en ámbitos de conflicto son en su mayoría vulnerables –niños, mujeres, pobres y miembros de minorías étnicas y religiosas.
Francisco insistió en que estas víctimas, más que culpabilizadas y discriminadas, deberían ser ayudadas a reintegrarse en sus familias y su sociedad.