El imposible lucimiento en la Copa América

Dicen figuras como Neymar que hay un nivel muy competitivo en la Copa América. Es lo que impide que figuras como él y Messi destaquen y que selecciones como la brasileña y la argentina ganen con facilidad sus partidos.

Yo no veo esto por acá. Lo que sí registro es demasiada mediocridad sobre la cancha, jugadores desgastados, conjuntos poco conectados tácticamente y hasta poco preparados en el apartado psicológico.

Pareciera que un torneo como estos incomoda a todos, como que llega demasiado encima de los campeonatos locales, sobre todo los extenuantes europeos.

Lionel Messi, al que todos queremos ver brillar, terminó de festejar el domingo 8 de junio en las calles de Barcelona la obtención de la Champions. El astro necesariamente tuvo que parar unos días de entrenar y tomar nuevamente ritmo competitivo; no debe ser nada sencillo. No dudo que quiera ganar para su país la Copa América, pero estoy seguro que también ansía apartarse ya de tanta exigencia y ponerse a descansar con su familia.

Pero en lugar de irse de vacaciones tuvo que volar hasta un frío Chile y concentrarse con su selección y recibir la presión de todos, empezando por la de sus compañeros que esperan de él liderazgo y soluciones.

Así pasa con todos los grandes astros presentes en el torneo. No nada más los atacantes. Reparo, por ejemplo en un Diego Godín, el defensor uruguayo que con el Atlético de Madrid peleó toda la campaña por los títulos aunque al final terminó quedándose sin nada.

El Comité Organizador de la Copa América tiene que realizar una mejor gestión de su calendario. Por ejemplo, la Copa del Mundo que se celebra cada cuatro años también, exige a los jugadores que participan en ella que cumplan con un determinado número de días de descanso. Acá no pasa eso. Y además los que no descansan son precisamente los hombres de los que más se espera.

rafael.ocampo@milenio.com

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