Por un lado está el candidato del Frente para la Victoria (FPV), Daniel Scioli, abanderado de un proyecto de país que literalmente emancipó a la nación argentina; tomando ésta un carácter protagonista en la geopolítica regional e internacional.
Scioli ha afirmado en múltiples ocasiones que defiende la continuidad del proyecto emprendido por el expresidente Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que en más de 10 años ha centrado sus políticas en la inversión social y el programa de desarrollo integral con el acompañamiento de un Estado fuerte, visible, puesto al servicio de los antiguamente excluídos.
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En contraste tenemos a Mauricio Macri por la alianza conservadora Cambiemos, un típico representante del Fondo Monetario Internacional (FMI), de las mismas élites y transnacionales responsables del desastre económico de los 90, del corralito, la crisis, la exclusión social y la impunidad hacia los actores de los crímenes cometidos durante la dictadura argentina (1976-1983).
Impacto regional
De acuerdo con el periodista y columnista internacional Alberto López Girondo, la derecha continental está con Macri para el regreso del neoliberalismo en Argentina.
“Estos apoyan a Macri, entre otras cosas, porque consideran que una victoria de la derecha podría desencadenar un efecto dominó en la región”, apuntó López en entrevista con teleSUR.
Hay que tomar en cuenta que la ofensiva violenta, desestabilizadora y con fines golpistas en Venezuela y Brasil en 2014, se enmarca dentro de la denominada restauración conservadora que advirtió el presidente Rafael Correa, la misma que se trató de implementar en Ecuador en julio de este año.
En octubre de 2014 el candidato de la derecha afirmó en un medio local que se comprometía a mantener en manos del Estado la Asignación Universal por Hijo (AUH), la petrolera YPF y el sistema de jubilaciones.
También prometió la permanencia de los planes sociales. “A aquel que tiene un plan le digo que lo va a seguir teniendo”.
¿Por qué se da ese cambio de actitud?
La derecha sabe y está conciente que Latinoamérica ha cambiado. Ya no es la misma de hace 20-30 años cuando la larga noche neoliberal no parecía tener fin.
Esta mimetización del discurso político de las élites representadas en candidatos como Macri tiene un nombre: Hugo Chávez. La llegada al poder del líder bolivariano a la presidencia de Venezuela dio un giro a la correlación de fuerzas y al mapa geopolítico latinoamericano.
Acostumbrados a los organismos afines a Estados Unidos como la Organización de Estados Americanos (OEA), a la imposición de recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el control de los mercados (que ellos llaman “libre”) por parte de los grandes conglomerados nacionales e internacionales, la derecha despertó de su prepotencia y ahora busca camuflarse de progresistas, de centro-izquierda, de neutros ante el debate ideológico, con un toque al estilo hollywoodense para presentar más farándula que propuestas concretas.
Chávez fue el artífice de una nueva arquitectónica latinoamericana y caribeña con el surgimiento de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y Petrocaribe.
Asimismo, un Mercado Común del Sur (Mercosur) con una tendencia distinta a sus orígenes proestadounidenses, y propuestas como el sistema de pago regional Sucre y el Banco del Sur son aspectos que la derecha argentina y continental obligatoriamente tomaron en cuenta a la hora de presentar su “proyecto” político.
A nivel local, el FPV tiene la mayoría de las gobernaciones y los asientos del Congreso de la Nación. Surge la pregunta: ¿Cómo Macri torcería el rumbo de Argentina?
“Provocar el shock económico, decretar una devaluación, pactar con los fondos buitre, y generar todo un clima de desestabilizacion económica, son las opciones que tiene Macri para darle un giro hacia la derecha al país, dado que ni el Congreso ni las gobernaciones le son favorables”, destacó López.
Macri tendría la potestad, sin pasar por el Congreso, de aplicar una devaluación, traer de vuelta al FMI y liberar el mercado cambiario, con la excusa de “revitalizar la economía”.
Intereses occidentales
Para el economista y analista internacional Ernesto Mattos, el candidato conservador argentino seguiría al pie de la letra el esquema burgués de apertura de capitales y libre comercio.
“Macri se aliaría a la Alianza del Pacífico, orientaría al Mercosur hacia un tratado de libre comercio con Europa bajo condiciones neocoloniales, pactaría para unirse al Acuerdo sobre el Comercio Internacional de Servicios (TISA, por su sigla en inglés) y frenaría el papel del Estado en la economía”, sostuvo Mattos al ser entrevistado por teleSUR.
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El economista afirma que los intereses del Gobierno de Estados Unidos y el Reino Unido están con Macri, debido a que argentina es un lugar estratégico para sus intereses, sobre todo Londres, que rechaza el diálogo en las Naciones Unidas sobre las Islas Malvinas.
Es precisamente en las Islas Malvinas donde la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tiene una de sus principales bases fuera de Europa. Más allá del posicionamiento estratégico, en estas islas tres compañías petroleras británicas denunciadas por Argentina (Falkland Oil and Gas, Premier Oil y Rockhopper) ,afirmaron en mayo de 2015 haber descubierto petróleo al norte del enclave colonial.
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Los analistas coinciden en que la conjugación de los intereses occidentales en Argentina otorgan un carácter continental al balotaje.
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