Gubitsch regresa a la Argentina justamente a diez años de aquel primer concierto en el Teatro Presidente Alvear de "su ciudad", luego de un prolongado exilio en Francia, donde reside desde 1977.
En esta ocasión vuelve al frente de un nuevo proyecto, claramente diferente de sus grupos anteriores con Sebastián Surel en violín y Vincent Segal en cello, con quienes grabó sus discos: "Cinco" e "Itaca" y actuó en el Théâtre de la Ville, de París.
En diálogo telefónico con Télam, Gubitsch quien con sólo 18 años tocó junto al recordado flaco Spinetta en el Luna Park en Invisible y luego integrara el Octeto de Astor Piazzolla resaltó que "creo que este es el momento de venir a mi tierra a mostrar lo que estoy haciendo luego de muchos años de dedicarme al tango. Esto es una suerte de música popular de cámara, que propone mucha técnica, improvisación y a su vez, corazón".
"Siempre -agregó- creí necesario fabricar puentes entre los dos mundos que determinaron mi vocación, el de la música culta y el de la música popular. Me llevó más tiempo aún entender la vanidad, en ambos sentidos de la palabra, de mi ambición. No había que fabricar ningún puente, ya que esos dos mundos siempre fueron uno sólo dentro de mi percepción de la música".
"Apenas dos facetas -acotó- entre una multitud de posibles de lo que nuestra capacidad de escucha en permanente expansión reconoce como música. Probablemente sea porque compartimos esta visión del mundo sonoro que el encuentro con los inmensos músicos que son Sebastien Surel y Vincent Segal se produjo de manera tan natural".
"En este nuevo regreso a la que, a pesar de mis casi 40 años de exilio conciente parisino, siempre seguirá siendo mi ciudad, Buenos Aires, tengo el gran privilegio de proponer un concierto excepcional no de mi nuevo proyecto, sino de un proyecto de a tres", sentenció.
"Un diálogo entre músicos en el que el escucharse mutuamente es primordial. Un diálogo alrededor de músicas que tienen una fuerte propensión a emplear la conjunción 'y' en lugar de 'o' ", dijo.
Actualmente la prensa europea lo cataloga como "dedos mágicos" y lo considera como uno de los más notables músicos argentinos actuales. Conocemos su trayectoria, desde su debut en el Luna Park de Buenos Aires junto a Luis Alberto Spinetta, en 1976 a los 18 años, hasta su llegada a Francia convocado por Ástor Piazzolla, apenas un año después.
Además se lo recuerda de cuando grabó el último álbum de estudio de Invisible en la segunda etapa como cuarteto junto a Luis Alberto Spinetta, Machi Rufino y Pomo Lorenzo, el increíble "El Jardín de los Presentes".
"No puedo olvidarme de Invisible, del Flaco (Spinetta) de quien aprendí tanto. Primero su confianza, y luego la música, verdadera fusión entre el jazz, el rock y pasajes de tango, que luego derivarían en mi paso por el grupo de otro grande, Piazzolla", contó Tommy como se le decía en el ambiente rockero.
Pero también tuvo encuentros musicales con otros de la talla de Stéphane Grapelli, Michel Portal, Steve Lacy, Glenn Ferris, Pierre Akéndéngué, Juan-José Mosalini, Vincent Peirani, Gustavo Beytelmann, Osvaldo Caló, Jean-Paul Celea, Mino Cinélu, David Dorantes o Luc Ferrari, dirigiendo orquestas y componiendo para el cine y la danza.
"Todas esas experiencias me han nutrido en los discos, en los conciertos y actualmente hacemos convivir partituras minuciosas y explosivas improvisaciones. Para que se entienda -relató con entusiasmo- es tango de cámara con un post-rock enérgico e irreverente, demostrando que se pueden abolir géneros, sacarle las etiquetas y categorías, para llegar a una música universal".