La flexibilización del "cepo al dólar" en Argentina, con un impacto muy limitado, no despeja la incertidumbre sobre la economía del país, marcada por una inflación próxima al 30% (aunque el Gobierno insiste en señalar que es del 10%) y en una coyuntura política compleja, con un Régimen que acusa un importante desgaste en su etapa final.
Apenas dos años después de estrenar las restricciones cambiarias, el gobierno de Cristina Fernández ha tenido que suavizar el "cepo" al dólar en medio del mayor desplome del peso argentino en una década.
Los argentinos pueden volver a comprar dólares para ahorrar, pero esta posibilidad es para pocos y la flexibilización del cepo cambiario no despeja las dudas de los expertos ni las de los mercados, que han reaccionado con cautela.
Solo quienes registren ingresos formales superiores a los 7 200 pesos (USD 900) mensuales pueden destinar hasta un 20% de sus recursos a la compra de divisas extranjeras con destino al ahorro personal, algo que estaba vedado por las restricciones cambiarias que comenzaron en el 2011.
La nueva medida deja afuera de la posibilidad de comprar dólares a ocho de cada diez argentinos, ya que solo un quinto de la población gana más que el tope mínimo establecido.
Pese a la flexibilización del "cepo", ayer se registraron escasas operaciones de compra en los bancos y las casas de cambio, adonde los pequeños inversores deben presentarse con un formulario de autorización por parte del Fisco para adquirir divisas por un monto que, en ningún caso, podrá exceder los USD 2 000 al mes.
Para la operación, los inversores deben además poseer una cuenta bancaria, ya que no podrán comprar los denominados "dólares ahorro" con pesos en efectivo, y, si quieren irse con los billetes en mano, deberán pagar una tasa del 20%, de la que quedarán fuera quienes dejen depositados sus dólares en una cuenta por un año.
La presidenta Cristina Fernández, por primera vez desde que se disparó el dólar, habló de ataques especulativos.