En la última edición del Bafici convivieron dos películas llamadas Victoria. No era la primera vez que se daba el caso de un título repetido. En los festivales de cine, eventos con cientos de cortos, medios y largometrajes, es probable que ocurra. La Victoria alemana, una ficción dirigida por Sebastián Schipper, venía del Festival de Berlín y estaba en la competencia de Vanguardia y género. La Victoria argentina, un documental dirigido por Juan Villegas, estaba en la competencia argentina. Pero este jueves, en un caso extremadamente inusual, Victoria y Victoria se estrenaron comercialmente en la Argentina el mismo día. De nueve estrenos, dos con el mismo nombre.
Por otra parte, los dos son títulos originales, no se trata de una traducción-adaptación de esas que podemos encontrar repetidamente a lo largo del tiempo (peligros y obsesiones mortales, por ejemplo). Ha habido varias La fuga. Dos de ellas argentinas, con distintas historias de base: la gran película, de 1937, de Luis Saslavsky y la de Eduardo Mignona, de 2001. Luego, las dos La fuga estadounidenses basadas en el mismo libro: la original, de 1972, y la remake, de 1994, de Sam Peckinpah y Roger Donaldson, respectivamente.
Victoria alemana y Victoria argentina justifican plenamente sus títulos con el nombre de sus protagonistas. En la película de Schipper hecha en un solo plano Victoria (la española Laia Costa) es quien está en pantalla todo el tiempo. Y la película de Villegas es un emocionante retrato de la cantora Victoria Morán. Y una coincidencia más: ambas películas, las dos Victoria, son muy recomendables.