Tuvo mucha razón Eduardo Aliverti cuando, con motivo de los dichos del jugador de Boca sobre la crisis en Europa, advirtió la diferencia entre "desigualdad" y "pobreza". ¿Por qué? Justamente porque Tévez había utilizado el primero en lugar del segundo. "Desigualdad" es, en efecto, una expresión mucho más contundente para marcar la progresivamente paupérrima situación de las clases populares europeas. En este sentido, breve radiografía del triunfo del terrorismo financiero en el Viejo Continente.
Desigualdad entre naciones
A principios de 2000, más de 20 millones de personas estaban desempleadas en 28 países de la UE (UE-28), lo cual representa el 9,2% de toda la fuerza laboral. La tendencia del desempleo en ese momento era decreciente. En el segundo trimestre de 2001, el número de personas desempleadas había caído a 19,6 millones y la tasa de desempleo al 8,7 por ciento. Pero a partir de entonces el desempleo no paró de crecer. A finales de 2004, el número de personas que buscaban empleo alcanzó a 21,1 millones, mientras que la tasa de desempleo fue del 9,2%. Luego, entre 2005 y el primer trimestre de 2008 mejoraron todos los indicadores sociales. La tragedia que sobrevino después es conocida. Sólo entre el segundo trimestre de 2008 y mediados de 2010 la tasa de desempleo se acrecentó en más de 6,6 millones, hasta llegar al 9,7%, por cierto valor histórico desde 2000. En la actualidad (junio de 2015), se estima que 23 millones de hombres y mujeres de la UE-28 se encuentran desempleadas, esto es, más del 50% de la población argentina. Entre los Estados miembros, las tasas de desempleo más bajas en junio de 2015 se registraron en Alemania (4,7%) y la República Checa (4,9%) y las más altas en Grecia (25,6% en abril de 2015) y España (22,5%). En comparación al año anterior, los mayores incrementos en el desempleo se registraron en Bélgica (8,4 a 8,6%), Rumanía (6,8 % a 7,0%), Italia (12,4% a 12.7%), Austria (5,7 a 6,0%) y Finlandia (8,6 a 9,5%).
Desigualdad de ingresos
La desigualdad del ingreso medida según el coeficiente de Gini tuvo una variación de alrededor de 10 puntos en toda Europa en 2012; los niveles más bajos se observaron en Noruega y Eslovenia y los más altos en España y Letonia (la desigualdad en Irlanda y Reino Unido es compensada por los ingentes recursos públicos volcados a programas y subsidios sociales). Y ahora una perlita. La Eurostat afirma que "la desigualdad de ingresos hubiera sido mayor en todos los países si no se hubieran incluido las transferencias sociales". Por transferencias sociales se entienden todos aquellos recursos brindados "por unidades institucionales centrales, estatales o locales públicos" destinados "a la ayuda social". Incluyen: vejez (jubilación) y pensiones de sobrevivientes (viudas y viudos); subsidios por desempleo; asignaciones familiares; prestaciones por enfermedad e invalidez; beneficios relacionados con la educación; subsidios para la vivienda; y asistencia social, entre otros beneficios. Las transferencias sociales, señala luego la Eurostat, "desempeñaron un papel esencial en Irlanda, donde al ser incluidas se redujo la desigualdad en torno al 35 por ciento". En Dinamarca e Islandia se produjeron los cambios más importantes durante el período 2008-2012: un aumento de la desigualdad del 12% en Dinamarca y una disminución del 12% en Islandia. España y Grecia tuvieron los niveles más altos de desigualdad, lo cual "demuestra que los altos niveles de desigualdad son causados por discrepancias significativas en los ingresos de la parte superior e inferior de la escala distributiva".
Contextualización histórica
Un mes antes del debut de Tévez en el primer equipo de Boca, en octubre de 2001, quienes administraban el país y nos sumergían en la peor de las crisis de nuestra historia nos hacían creer que: "El déficit cero es la base para poder crecer", tal y como titulaba el diario La Nación el 24 de agosto del mismo año. Los economistas de la Fundación Mediterránea, FIEL y la Universidad Di Tella (viejos integrantes y discípulos de los equipos de Martínez de Hoz, así como del alfonsinismo y del menemismo del ajuste), ocupaban la función pública. Entre agosto y octubre del mismo año, estos economistas avanzaban con recortes masivos a las 23 provincias, agudizando la ya de por sí patética situación de empobrecimiento, indigencia y desempleo padecidos sin excepción entre Ushuaia y la Quiaca. Por ejemplo Daniel Artana, entonces secretario de Hacienda (viceministro de Economía) de López Murphy afirmaba durante un encuentro compartido con Federico Sturzenegger y Martín Redrado: "No es agradable lo que voy a decir, pero es de sentido económico: si el desempleo es muy alto es porque los salarios son muy altos" (diario La Nación - 11/03/01). Para estos señores, hoy todos juntitos y agazapados en el PRO y en el Frente Renovador, salarios altos es causa de desempleo. ¿Increíble? No. Poco después, Artana se preguntaba: "¿Qué es lo que pone un piso allí? Que tenemos gente de muy baja calificación empleada en los sectores públicos provinciales y municipales y ganando sueldos que son el doble de lo que les paga el sector privado en esa misma provincia por 48 horas semanales en empleos similares..." Se gestaba así el ajustazo masivo que habrían de padecer todas las provincias y todos los ciudadanos de la República Argentina. Aquella trágica realidad, hoy a la orden del día en Europa, dista años luz del presente del pueblo argentino. Finalmente, siempre es bueno recordar que el horror derivado del terrorismo financiero en el poder, en realidad había comenzado al año del nacimiento del gran delantero de Boca y la selección argentina (nació en 1984), cuando a mediados de los ochenta la política económica en la Argentina comenzaba a ser definida por el FMI y las oligarquías financieras occidentales. El horror, como es sabido, se agudizaría a extremos inéditos en nuestro país, desembocando en la crisis de fines de 2001. Hablar de "desigualdad", en lugar de pobreza, es clave; y mucho más lo es contextualizarla en la historia y en el pasado reciente, mencionando con nombre y apellido a los estafadores de pueblo y democracia.