Presidente argentino Carlos Pellegrini, puso fin del llamado voto cantado.
Apenas Argentina logró su independencia, el país definió un curioso sistema electoral, que se basaba en el llamado “voto cantado”, un modelo que se extendió desde 1816 hasta 1912.
Bajo este sistema, el votante debía colocarse frente a la mesa electoral y pronunciar a viva voz el nombre del candidato por el que quería votar. Si no deseaba gritar el nombre del candidato, debía elegir la papeleta de su elección frente a todas las autoridades de la mesa. En ambas opciones, quedaba en evidencia quién era el candidato que elegía el votante.
Este modelo de sufragio generó amplias criticas de los sectores progresistas argentinos, pues permitía que todo hacendado o empleador ejerciera presión sobre sus trabajadores para que votaran por sus candidatos.
La fórmula fue muy defendida por los partidos conservadores hasta que a principios del siglo XX la presión de los sectores liberales se tornó incontenible.
En 1912, se aprobó la eliminación del “voto cantado”. Este año se señala como el real inicio de la democracia en Argentina. Desde esa fecha, el voto a viva voz está prohibido, incluso es penado con cárcel o una multa.