La corta distancia que logró Mauricio Macri frente al oficialista Daniel Scioli en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el repunte en los sondeos del líder opositor y su triunfo en el balotaje del domingo pasado no sólo sorprendió a los argentinos, sino también a buena parte de los gobiernos de la región, algunos de los cuales apostaron abiertamente por Scioli, el abanderado ungido por Cristina Fernández de Kirchner, mientras que otros abogaron bajo cuerda por el alcalde de Buenos Aires.
Pese a esto, en su primera conferencia de prensa como Presidente electo, Macri expresó su disposición de tener buenos vínculos con los demás gobiernos. “Queremos construir, afianzar buenas relaciones con todos nuestros hermanos latinoamericanos y con el mundo”, dijo en esa ocasión. Incluso días antes había asegurado que “intentaré tener las mejores relaciones con todos, independientemente de que en algunos casos no comulgue con sus políticas internas”, aunque -dijo- estaba en contra de las “re-re-reelecciones”.
Claramente quienes no están contentos con la victoria de Macri son los integrantes del Alba (Alianza Bolivariana para la pueblo de Nuestra América), especialmente Venezuela y Bolivia. El hombre que sucederá a Cristina K a partir del 10 de diciembre, sostuvo directamente el lunes pasado que exigirá aplicar la cláusula democrática del Mercosur y suspender la participación de Venezuela, porque no respeta la libertad de expresión y persigue a opositores, como Leopoldo López, quien está encarcelado hace casi dos años. No por nada la esposa de López, Lilian Tintori, estuvo presente en el búnker de la campaña de Macri, donde se festejó su victoria.
El miércoles, quien es considerado el “número dos” del régimen chavista, Diosdado Cabello, respondió duramente a Macri. “El pensó que había ganado las elecciones de Venezuela. A usted lo eligieron Presidente argentino. Deje quieto al presidente de Venezuela. No se meta con nosotros. Nosotros no nos metemos con nadie, pero no dejamos que nadie se meta con nosotros, señor Macri”, advirtió Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Durante la campaña argentina, en septiembre, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, viajó a Buenos Aires para expresar su apoyo explícito a Scioli. Y lo verbalizó en una entrevista con el diario Página/12 publicada el 10 de noviembre. “Yo no podía creer que casi perdemos (en la primera vuelta), yo estaba seguro de que iba a ganar por más. Pero ahora tenemos como desquite la segunda vuelta que esperamos que gane Scioli para seguir este proceso de cambios”, dijo.
Dos semanas antes de la primera vuelta, Daniel Scioli fue recibido por los Presidentes de Brasil, Dilma Rousseff, y de Uruguay, Tabaré Vázquez. Sin embargo, no es un misterio para nadie la mala relación que tuvo Vázquez con Néstor y Cristina Kirchner en su primer mandato. Meses antes, Scioli había viajado a Chile y a Cuba, donde se reunió con sus respectivos gobernantes: con Michelle Bachelet, en octubre de 2014, y con Raúl Castro, en julio pasado.
Scioli también mantuvo una conversación telefónica con Bachelet tres días antes de la primera vuelta. Pese a que la oposición argentina también solicitó un encuentro con Macri, la mandataria chilena no se reunió con él. Primero se dijo que lo haría cuando fuese un candidato oficial, pero después de las primarias de agosto el encuentro nunca se concretó.
De cualquier forma, la mandataria chilena fue una de las primeras en llamar a Macri para felicitarlo por su triunfo. También saludaron su victoria otros gobernantes que evidentemente sintonizan con el actual alcalde porteño: los Presidentes de México, Enrique Peña Nieto; de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Paraguay, Horacio Cartes, de quien Macri dijo: “Me une una buena relación, él me vendió a (el futbolista Aldo) Bobadilla”, en referencia a los tiempos en que él era presidente de Boca Juniors y Cartes encabezaba el club Libertad, de Asunción.