Comer asado, un ritual cada vez más caro. | Imagen: Web
Sea con amigos o en familia, juntarse a comer un asado es uno de los rituales que definen la identidad argentina. Carne, ensalada y un buen vino son sus componentes infaltables, aquellos que no suponían un costo demasiado difícil de cubrir si era dividido entre los comensales. Pero con la realidad inflacionaria en la que hoy se vive, ¿puede decirse lo mismo?
Tras un recorrido realizado por comercios de la ciudad de Buenos Aires, LA NACION pudo estimar que, en promedio, un asado para cuatro personas hoy tiene un costo mínimo de $ 251; es decir, $ 62,75 per cápita.
En este presupuesto se incluyen los componentes básicos del asado: un kilo de vacío ($ 48,5), uno de asado de tira ($ 43), medio de morcilla ($ 20,5) y medio de chorizo ($ 15); una ensalada de tomate ($ 20 el kilo) y lechuga ($ 18 el kilo); una bolsa de cuatro kilos de carbón ($ 17); un kilo de pan ($ 9), y dos botellas de vino ($ 30 cada una).
La carne por sí sola acapara un poco más de la mitad de la suma total ($ 127). Y si bien el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, manifestó semanas atrás que su precio "sigue siendo el mismo que hace dos años", no opinan igual los propietarios de carnicerías de la ciudad y representantes de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), que estiman un aumento de alrededor del ciento por ciento.
Este año, desde el incremento efectuado en marzo, los precios se mantuvieron estables. Sin embargo, afirma Humberto, dueño de una carnicería del barrio de San Nicolás, la tendencia indica que para las Fiestas van a aumentar los cortes clásicos, entre ellos el peceto, el asado y el vacío.
Del mismo modo opina Miguel Schiariti, presidente de Ciccra. "Va a haber un aumento exclusivamente especulativo por las Fiestas, no se espera un aumento de la carne o del ganado", dice. Y agrega: "Normalmente es del 20 por ciento. El peceto y los cortes de asado, particularmente, aumentan muchísimo porque son los que más se consumen en esa época".
A diferencia de lo que sucede con el costo de la carne, cuyo aumento fue progresivo, el de la verdura se mostró más errático. Evidencia de ello es el modo en que los precios de la lechuga y el tomate se dispararon esta semana, duplicando su valor en pocos días. El primero pasó de costar, por kilo, entre $ 7 y $ 8 el martes a valer entre $ 16 y $ 20 el miércoles; el segundo costaba hace una semana $ 10, mientras que ahora está entre $ 18 y $ 22.
En un comunicado de prensa publicado el lunes pasado, la Corporación del Mercado Central advirtió que el incremento del precio del tomate se debe a que este producto escasea por "una cuestión estacional que obliga en estas fechas a la rotación de las zonas de cultivo". Los dueños de verdulerías de la ciudad consultados estiman que sucede lo mismo en el caso de la lechuga. Aunque se prevé su normalización en "un lapso aproximado de quince días", no son pocos los que descreen de esta predicción. (La Nación)