Bowie en Argentina: una recompensa que tardó en llegar

Como esas recompensas que tardan en llegar, el público argentino recién pudo disfrutar de un recital de David Bowie en 1990. Fue el 29 de septiembre de ese año, en el estadio de River, en el marco del extinto Derby Rock Festival, donde el Duque Blanco compartió cartel con Eric Clapton.

El show de Bowie en River marcó el cierre de su Sound + Vision Tour. Fue en la misma, emotiva, jornada en la que Virus le puso punto final al primer tramo de su carrera tras la muerte de Federico Moura.

Lo del camaleónico artista también tuvo el tono de la despedida. “Hola, voy a cantar estas canciones para ustedes por última vez”, dijo minutos después de pisar el escenario. Decía la crónica de Clarín:

“Por el alucinante marco del estadio de River desfilaron, entonces, los sonidos y armonías de épocas y estilos diversos, montados sobre imágenes del camaleón Bowie deslumbrando a los tempranos setenta con la máscara de Ziggy Stardust -pelo fucsia, ojos y labios pintados- o con el sereno glamour de los últimos años”.

La crónica también se detenía en una pieza fundamental, junto con Brian Eno, de los mejores años de Bowie: Adrian Belew: “Un contundente caleidoscopio retrospectivo que tuvo en la banda dirigida por el magnífico Adrian Belew un soporte perfecto: apenas cuatro músicos fueron capaces de condensar, de manera impecable, la multiplicidad de arreglos de tan frondosa trayectoria. El propio Belew se convirtió en la otra antorcha de la velada, hechizando a la multitud con su endiablada guitarra, una de las mejores que haya dado a luz el rock anglosajón”.

En ese show corto (sólo 15 temas por tratarse de un festival) pasaron gemas como Ashes to ashes, Blue jean, Modern love, China girl y Fame, con todo el estadio acoplado al hit Let's dance y vibrando con la épica de Heroes. O viviendo en carne propia Changes y entrando en las fantasías de Space oddity o Life on Mars.

Terminaba la nota de Clarín: “Si algo le faltaba a esa noche de ensueño en la que David Bowie recibió como ofrenda del público desde corpiños hasta suspensores -que el Duque retribuyó arrojando su chaleco y sus mangas de volados-, eso era un homenaje al género que le dio identidad. Por eso cantó Gloria, la legendaria canción de Van Morrison que resume la época dorada de una música dorada”.

Bowie volvió a Buenos Aires una vez más. Fue en 1997, para el Festival Rock Pop en la cancha de Ferro. Allí presentó Earthling, en su etapa más industrial.

Leave a Reply