Ataques imperialistas

Ataques imperialistas

En estos días, los imperialismos extranjeros vuelven a la carga sobre nuestra Patria Grande. Se trata de dos imperialismos viejos, arcaicos, obsoletos, pero no por eso menos peligrosos.

Uno es el imperialismo norteamericano que ataca y amenaza a Venezuela. Un imperialismo en decadencia que no puede tolerar que estemos viviendo en un mundo multipolar, tan distinto al de hace sólo 15 años. El otro, más viejo aún, el imperialismo británico, que a pesar de ser una mueca absurda del siglo 19, sigue manteniendo sus enclaves coloniales como Malvinas en pleno siglo 21.

En ambos casos, el imperialismo usó la misma excusa ridícula: que tanto Venezuela como Argentina son amenazas para ellos. Pero en el mundo del revés, cualquier argumento, por más ridículo que sea, puede ser usado como excusa para sus fines, como sucedió en Irak, en Afganistán, en Libia o en Siria.

En torno a un nuevo aniversario del inicio de la Guerra de Malvinas, esta semana volvió a subir la tensión entre el Reino Unido y la Argentina.

En este caso, a partir de un informe del diario sensacionalista inglés Sunday Express que se hizo eco de supuestos informes clasificados nunca mostrados en los cuales se daba cuenta de una eventual alianza bélica entre Rusia y Argentina para atacar las islas.

Según el periódico, Vladimir Putin habría ofrecido al gobierno argentino aviones bombarderos a cambio de carne y trigo.

Sorprendentemente, lejos de desmentir al diario, el gobierno británico anunció inmediatamente que reforzará su base militar en el archipiélago porque “Argentina representa un peligro” para los isleños.

Así, el ministro de Defensa Michael Fallon, informó a la Cámara de los Comunes que el gobierno destinará 268 millones de dólares extras en apoyo militar y nueva infraestructura en telecomunicaciones y puertos. También enviarán dos helicópteros Chinook para reforzar el entrenamiento de la infantería apostada en la base militar de Mount Pleasant.

¿Cómo se puede explicar esta actitud del Reino Unido? Primero porque un imperio siempre será un imperio, y sus políticas en el Atlántico Sur no han cambiado, sino que al contrario, se han radicalizado. Hoy las Malvinas constituyen una gran base militar, con más de 2000 soldados en una población de 3.000 habitantes, lo que hace de las islas el lugar más militarizado del mundo. Es una base inglesa pero que sirve a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), y sobre todo, hay que entender que Malvinas no sólo es Malvinas, sino que es un lugar geoestratégico fundamental, porque domina el paso del Atlántico al Pacífico, el paso a la Antártida y el paso al Índico para buscar mercados tan importantes como la India. Además, no se puede entender la importancia de Malvinas si no se tiene en cuenta la ubicación de otras tres colonias inglesas en el Atlántico Sur. Más o menos equidistantes entre África y América, se encuentran la isla de Ascensión (a la altura de Salvador de Bahía), la isla de Santa Elena (a la altura de Río de Janeiro) y las islas de Tristán da Cunha y de Diego Álvarez (a la altura de Buenos Aires).

Otra explicación para la movida bélica del Reino Unido tiene más que ver con la política interna británica. El próximo 7 de mayo hay elecciones generales y se prevé que serán las más disputadas y parejas desde 1992, con los conservadores y laboristas empatados en un 33 por ciento de intención de voto. En estos escenarios, se sabe, siempre viene bien al oficialismo exacerbar cierto discurso nacionalista para entusiasmar a un electorado que sufre el escepticismo producido por la crisis económica y los ajustes sociales.

En cuanto al imperialismo norteamericano, el origen del actual conflicto con Venezuela radica en la esencia de los Estados Unidos, desde su conformación como Estado nación con la teoría del Destino Manifiesto, y de ahí en adelante con la Doctrina Monroe, la del gran garrote de Teodoro Roosevelt y más recientemente todas las intervenciones directas e indirectas del siglo XX. Nadie puede creer que Venezuela es una amenaza para la seguridad interna de los Estados Unidos. Y ese argumento lo usa Estados Unidos siempre antes de intervenir en otro país. La única amenaza es la de Estados Unidos para América Latina. En los 200 y pocos años que tenemos de existencia, nunca hubo una intervención de algún país latinoamericano en Estados Unidos, mientras que hubo 21 intervenciones militares e invasiones de Estados Unidos a países latinoamericanos, sin contar con los golpes de Estado promovidos desde Washington. En la actualidad, ¿cuántas bases militares tiene Venezuela cerca de Estados Unidos? Ninguna. ¿Cuántas tiene Estados Unidos cerca de Venezuela? Más de 30, que son las que tiene en Suramérica, Centroamérica y el Caribe.

Lo que sucede es que el Imperio no puede permitir que los pueblos de Suramérica sigan con sus proyectos políticos que han venido a recuperar la política y la ideología como elementos de cambio social. Más allá de los aciertos y desaciertos y más allá de las diferencias en nuestros procesos, lo que no aceptan es que nuestros pueblos sean autónomos e independientes. Eso es un "mal ejemplo" para otros pueblos del mundo que intentan demostrar que sí hay alternativas al neoliberalismo, como Grecia que votó por el cambio en enero, y España, que podría hacerlo en setiembre próximo. En Medio Oriente, en las manifestaciones, además de banderas del Che, se empiezan a ver banderas con la cara de Chávez. Hoy, Chávez es más peligroso que el Che, porque nadie va a agarrar un fusil y se va a ir al monte, pero sí se pueden tomar aspectos de las experiencias políticas actuales en nuestros países. Como por ejemplo la renegociaciones de deudas, algo que hizo Argentina y que está intentando el actual gobierno griego. Por eso, la amenaza no es sólo para Venezuela, sino para toda Suramérica. También nosotros tenemos bases militares al lado que son una amenaza concreta, dos en Paraguay y una en Chile.

Frente a la amenaza imperialista contra Venezuela, y pese a cierta demora en reaccionar, las declaraciones de Unasur son una contundente respuesta a los ataques de Washington. Esto no ocurría hace 20 o 30 años, ante un ataque como éste, cada país estaba solo.

Más allá de la decadencia norteamericana, el Imperio hoy es el complejo financiero-tecnológico-militar-industrial. Obama es simplemente una pieza en ese engranaje. Pero hoy también está claro que vivimos en un mundo mucho más multipolar que hace 15 años, y en ese mundo juegan otros actores como Rusia, China, Irán, India, y Suramérica.

Por eso, además de las declaraciones, nuestra mejor respuesta a las agresiones imperialistas debería ser fortalecer Unasur. Tenemos que afianzar su institucionalización, con instancias legislativas y judiciales continentales, y su integración económica con proyectos hoy aletargados como el Banco del Sur y el Gasoducto del Sur. Esa es la mejor respuesta. Pero también tenemos que avanzar en la dirección marcada por Brasil de una integración militar de Suramérica, es necesario y urgente.

Mariano Saravia. 

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