Aunque Argentina se ubica hoy entre los 31 países del mundo con mayor porcentaje de ancianos, el nivel de vida que les ofrece se encuentra en una posición muy inferior. Así lo revela al menos el último Indice de Envejecimiento Global, un ranking que realiza cada dos años la organización HelpAge tomando como base no sólo la proporción de las poblaciones adultas sino también sus ingresos, nivel educativo, disponibilidad de entornos amigables y estado de salud.
De acuerdo con el Indice, elaborado en base a datos oficiales y encuestas de percepción, Argentina sería el quinto país más envejecido de Latinoamérica, luego de Panamá, Chile, Costa Rica y Uruguay; y al igual que Estados Unidos, México, Rusia, Australia y Brasil, se encuentra entre los que tienen entre un 20 y un 24% de su población por encima de los 60 años de edad.
Pero lo cierto es ese dato que habla de una sociedad en la que las gente vive muchos años no se corresponde sin embargo con otros indicadores evaluados por el ranking para determinar la calidad de vida de los adultos mayores en nuestro país. Y es que si bien Argentina se ubica en el puesto 31º del ranking general, aparece luego en el puesto en puesto 34º en cuanto a oportunidades educativas; en el 66º de “entornos favorables”; y en el 40º de “estado de salud”.
LAS DEUDAS
Como explica la psicóloga Silvia Gascón, especialista en tercera edad e integrante de la organización HelpAge, la pobre clasificación de nuestro país en el rubro “entornos favorables” “se debe a la percepción que tienen en general los adultos mayores con respecto a su seguridad física por el aumento de la violencia social, pero también con cierta pérdida de confianza en las instituciones políticas para resguardar sus derechos y la falta de infraestructura urbana, en particular en lo que hace al acceso al transporte público”.
En cuanto al “estado de salud” de la población mayor, “Argentina sigue en una posición inexplicablemente baja”, señala la especialista, quien agrega que “no es que piense que en este aspecto está todo bien sino que dada la cantidad de recursos que se están destinando a PAMI el resultado debería ser mucho mejor”.
“Creo que en este sentido la deuda se da por el lado de que nuestro sistema de salud no ha podido dar todavía el paso de un modelo médico que atiende básicamente enfermedades agudas a uno más moderno dedicado a abarcar también las enfermedades crónicas. Porque si bien PAMI tiene políticas muy buenas como la entrega de medicamentos gratis, no resulta efectivo en dar respuesta a cuadros crónicos propios de la tercera edad. Es así que el cuidado de las personas mayores termina la mayor parte de las veces en manos de sus propias familias, algo que ya no va más”, sostiene Gascón, quien esta semana fue designada Embajadora Global de Help Age.