ARGENTINA: Otro giro dramático: el copiloto ocultó su enfermedad …

La Nacion / PARÍS.- Un nuevo giro en el caso de la tragedia aérea de los Alpes conmovió aún más ayer a Europa. Andreas Lubitz, el copiloto alemán que estrelló deliberadamente el Airbus A320 de Germanwings el martes contra las montañas francesas, ocultó a la compañía aérea que había sido declarado "inapto para trabajar" por los médicos, incluso el día de la tragedia.

"Los documentos médicos encontrados en su domicilio confirman la existencia de una enfermedad y la prescripción de un tratamiento. En su papelero, hallamos varias bajas médicas recientes, que establecían su incapacidad para trabajar, incluso el día de la tragedia. Eso nos induce a creer en su intención de ocultar esa enfermedad a su empleador y a sus colegas", declaró ayer la justicia alemana.

Los investigadores también anunciaron que en esos allanamientos no se encontró ninguna carta de despedida "ni pruebas de alguna motivación política o religiosa", agregaron.

Lubitz consultó los servicios médicos del hospital universitario de Düsseldorf en febrero y luego el 10 de marzo por última vez. Amparándose en el secreto médico, el nosocomio reconoció que el joven copiloto fue sometido a ciertos exámenes y que su expediente fue transmitido a la justicia. Sin más detalles, el hospital desmintió, no obstante, que sus servicios lo hubieran tratado por depresión.

Según el diario Rheinland Post, Lubitz era tratado por varios psiquiatras. El Süddeutsche Zeitung, por su parte, da cuenta de dos partes médicos "aparentemente" firmados por un "neurólogo y psiquiatra".

En un comunicado, Germanwings aseguró que no recibió ninguna baja médica el día de la tragedia.

Todas esas declaraciones parecieron confirmar las versiones de varios medios de prensa, según los cuales, Andreas Lubitz -conocido desde la infancia como "Andi"- fue víctima de una severa depresión y crisis de pánico en 2008 y tuvo que ser tratado durante un tiempo considerable.

Citando documentos internos y fuentes de Lufthansa, la compañía matriz de Germanwings, el periódico Bild precisaba ayer que en aquella época Lubitz siguió un tratamiento psiquiátrico durante 18 meses, que continuaba en la actualidad.

Por la tarde, la policía judicial alemana comenzó el interrogatorio de la novia de Andreas Lubitz, que, según trascendió, confirmó que el copiloto padecía de una severa depresión.

Todos esos documentos serán enviados a la justicia francesa debido a que la tragedia se produjo en su territorio. Allí la justicia interrogó ayer a los padres de Lubitz, que, como los demás deudos, habían llegado a la región para conocer el sitio donde su hijo perdió la vida. Ningún detalle trascendió de ese interrogatorio. Tampoco se supo si el matrimonio pudo regresar a Alemania.

En Montabaur, una pequeña ciudad de Renania-Palatinado donde residen los padres del copiloto, muchos lo describen como un hombre simpático, aunque tímido, cuya pasión desde la adolescencia fue volar.

"Andreas aprendió a pilotar con nosotros, aquí en el club de planeadores local", relató el presidente de la pequeña institución.

Otras personas, más cercanas, no sólo admitieron que conocían la seria depresión de Andreas, sino que el joven se había vuelto cada vez más taciturno en los últimos meses. Algunos lo atribuyeron a una ruptura sentimental con su novia, con quien tuvo una relación durante siete años.

Según los medios alemanes, su expediente médico depositado ante la autoridad alemana de control del transporte aéreo (LuftfahrtBundesamt) incluye la mención "SIC", una abreviación que significa que el piloto debía someterse a un seguimiento médico regular.

Esa inconcebible tragedia, la primera de esta naturaleza que se produce en Europa, planteó numerosos interrogantes: cómo optimizar la seguridad de las cabinas de mando (ver aparte), cuál es el grado de responsabilidad de la empresa aérea y, sobre todo, cómo evitar que el secreto médico se convierta en un obstáculo para la seguridad de los aviones.

"Ésta es la cuestión fundamental. Por un lado, no se puede exceptuar a los pilotos del derecho a proteger su privacidad. Por otro, que haya sucedido algo así en una de las empresas más rigurosas del mundo en materia de seguridad indica una fragilidad del sistema actual", afirma el ex piloto y experto en aviación Jean Serrat.

-¿Cómo es posible que ningún tripulante de Germanwings que voló con él se haya dado cuenta de su fragilidad?, preguntó LA NACION.

-Lubitz tenía 630 horas de vuelo, incluidas las horas de formación. En total, desde que asumió como copiloto del Airbus, debe de haber volado unas 300. Es decir, apenas tres meses de actividad efectiva. En una gran empresa como ésa, se puede afirmar que era un desconocido. Nadie podría haberse dado cuenta de un cambio repentino de personalidad. .

Con Información de La Nacion

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