Argentina luchó ante Bélgica, pero no pudo alcanzar la final: cayo 3-2

Argentina sumó ayer una nueva frustración en la Copa Davis, aunque esta vez con la certeza de que se llegó más lejos de lo esperado, al perder en la semifinal del Grupo Mundial con Bélgica por 3-2, en una serie jugada en Bruselas, que se definió con la derrota de Federico Delbonis ante Steve Darcis por 6-4, 2-6, 7-5 y 7-6 (3).

Delbonis, nacido en Azul y ubicado en el puesto 65 del ranking mundial de la ATP, se entregó al máximo durante tres horas y seis minutos, pero perdió con Darcis (64), el “héroe” de la jornada en el estadio Forest National, puesto que condujo a su país a una final de la Davis después de 111 años, desde 1904.

Los belgas recibirán a fines de noviembre a Gran Bretaña, que ayer se impuso sobre Australia, en Glasgow, en la otra semifinal.

El equipo conducido por Daniel Orsanic, que hizo durante todo el año un culto del bajo perfil y la unión del grupo, se instaló entre los cuatro mejores del mundo tras vencer a Brasil y Serbia, ambos en Buenos Aires, en el predio de Tecnópolis, con una figura que sobresalió sobre el resto, la de Leonardo Mayer. La ausencia del “Yacaré” en el último día de juego, agotado físicamente luego de haberle dado dos victorias al equipo, es una de las razones de la derrota ante los belgas, que llegó a la final sin que les sobrara nada.

Es que Argentina comenzó en desventaja el viernes con la derrota de Delbonis ante Goffin, y luego Mayer le ganó a Darcis, para igualar, el sábado se juntó con Carlos Berlocq para ganar en dobles, que dejó al equipo “match point” en la eliminatoria. Sin embargo, la baja de Mayer se reemplazó con Diego Schwartzman y el “Peque” hizo poco ante un tenista muy superior como Goffin, quien lo venció por 6-3, 6-2 y 6-1, y la semifinal quedó igualada.

En ese contexto salió a jugar el “zurdo” Delbonis, y estuvo cerca por momentos, pero cometió muchos errores y así se esfumó la ilusión.
El final encontró, como una imagen de lo que fue todo el año en el ciclo de Orsanic, al equipo abrazado con el capitán, unido, consciente de que con poco se llegó demasiado lejos y que se estuvo cerca, aún sin un crack como podría ser Juan Martín del Potro, si finalmente supera sus males y regresa al tenis.

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