Los restos de Julio César Strassera, el fiscal que será recordado por su histórica frase "Señores jueces: Nunca más" tras sentar en el banquillo de los acusados a la cúpula de la última dictadura militar en Argentina, fueron sepultados hoy, en una ceremonia íntima, a las afueras de Buenos Aires.
Tras el fallecimiento en la mañana del viernes, el féretro de Strassera fue velado durante la noche en una funeraria de Buenos Aires por allegados, compañeros y familiares, antes de partir esta mañana hacia el cementerio de la localidad bonaerense de Pilar (unos 50 kilómetros al noroeste de la capital).
Aunque las ceremonias fueron íntimas, hicieron acto de presencia en el velatorio algunos referentes de la Justicia, los derechos humanos y la política argentina, como el expresidente Eduardo Duhalde (2002-2003).
El exmandatario definió al exfiscal que se ganó el reconocimiento internacional por su desempeño en el histórico juicio a las Juntas Militares (1985) como "el resultado" de juntar "el poder moral y el coraje".
"Fue un momento histórico. No se había dado en otra parte del mundo juzgar al poder militar cuando tenían los fierros (armas). Fue una página que va a quedar en la historia argentina y Strassera, con letras de oro", añadió, en conversación con el canal Todo Noticias.
A su salida del velatorio, el coche fúnebre fue despedido con un aplauso.
"Formó parte de un momento de la historia bisagra, que fue cuando se recuperó la democracia", destacó por su parte Graciela Fernández Meijide, exmiembro de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), en declaraciones a los medios.
"Significó enfrentarse con una realidad que Argentina no estaba acostumbrada, estaba acostumbrada a la amnistía (...). Nadie creía que los militares habían perdido el poder, por eso daba miedo", agregó Fernández Meijide.
Por el fallecimiento, la presidenta argentina, Cristina Fernández, decretó ayer dos días de duelo nacional, que concluyen hoy.
Strassera, nacido en Buenos Aires en 1933, estaba ingresado desde mediados de mes en la clínica porteña San Camilo, por una enfermedad respiratoria crónica.
En la memoria de los argentinos ha quedado su alegato final en el histórico juicio a las Juntas Militares: "Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca Más".
El proceso, conocido como el "Nuremberg argentino", le granjeó reconocimiento internacional y concluyó con condenas a los máximos jefes militares de la dictadura (1976-1983).
En 1985, en una Argentina con una democracia aún débil pero con un presidente -Raúl Alfonsín (1983-1989)- decidido a juzgar a los represores, la causa recayó en Strassera, tras la negativa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a juzgarlos.
El juicio fue el primero en el mundo de un tribunal civil contra mandos militares que habían ocupado el poder en su propio país y, para fundamentar sus acusaciones, Strassera seleccionó 300 casos paradigmáticos denunciados por la Conadep.
El proceso concluyó con cadena perpetua para el dictador Jorge Videla y el almirante Emilio Massera, 18 años de cárcel para el general Roberto Viola, 8 años para el almirante Armando Lambruschini y 3 años y 9 meses para al brigadier general Orlando Ramón Agosti.
El proceso marcó a Argentina y marcó también la vida de Strassera, quien un año después abandonó el poder judicial para desempeñarse como embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En 1990 renunció en protesta por la decisión del presidente Carlos Menem (1989-1999) de indultar a los represores y volvió a ejercer como abogado y a trabajar para organismos de derechos humanos.
Simpatizante del Partido Radical y abiertamente enfrentado con el Gobierno de Cristina Fernández (peronista), en 2006 defendió al entonces alcalde de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, en un juicio político que terminó con su destitución por la muerte de 193 personas en el incendio de una discoteca.
Desde entonces, mantuvo un perfil bajo y rompió su silencio en contadas ocasiones para criticar lo que consideraba una utilización política del tema de los derechos humanos por parte de Cristina Fernández.