Ana Karina López
aklopez@hoy.com.ec
“Tenemos Patria” bajo el cartel que anuncia la motivadora frase un cachivachero jala una caretilla llena de chatarra. No se equivoquen. La patria en cuestión es Argentina, el cartel es de “La Cámpora” (las juventudes kirchneristas). Con esa se foto se ilustra una nota sobre el rebrote de la pobreza de ese país.
¿Una nueva manipulación de la prensa de derecha que quiere desacreditar al kirchnerismo y sus logros? No. La nota fue publicada en El País de España, no se lo puede contar entonces como parte de la oposición mediática. El artículo del corresponsal no hace más que reportar una verdad que se va desnudando. Una realidad que el Gobierno argentino ha querido maquillar con la manipulación de los datos estadísticos y que ha tratado de editar gracias a un relato que surge a través del control de la prensa.
El año pasado, ante el Congreso de su país, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró que la pobreza había bajado del 54% (con casi 28% de indigentes) en 2003 -cuando su marido, el difunto Néstor, asumió la Presidencia- al 6,5% (1,7% de indigencia). Y aseguró con orgullo: “Esto obviamente es el producto de las políticas de inclusión social y también de un muy buen trabajo, porque hay sectores de pobreza, que son los que nosotros denominamos núcleos duros de la pobreza, a los que muchas veces el crecimiento económico con inclusión social, por la falta de capacitación, por muchas cosas, no llega”.
Nadie le creyó. El Centro de Investigación y Formación del ala progubernamental de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) ese año anunció su índice: en 2012 la pobreza había llegado al 19,9%, es decir, el triple del admitido por el oficialismo.
En el informe de la Universidad Católica Argentina la cifra de la pobreza estaba en el 24,5% y la indigencia, en el 4,9%.
En estos días el Gobierno debía anunciar su índice oficial, pero le ha dado largas poniendo como principal excusa problemas metodológicos. Tras la cancelación de la difusión del informe, expertos independientes y consultores privados calcularon que la tasa de la pobreza es del 25% al 30%.
Si el Gobierno argentino no lanza la cifra no es por un súbito ataque de ética. Desde 2005 las cifras kirchneristas han estado bajo sospecha, cuando se despidió a la cúpula del organismo encargado de las mediciones (el equivalente a nuestro Inec) por negarse a bajar el índice de la inflación anual, calculado por organismos independientes e internacionales alrededor del 25% anual.
En enero pasado por primera vez se reconoció oficialmente un índice de inflación cercano a esas cifras.
Si el Gobierno de Fernández, que siempre ha renegado de las políticas de ajuste del FMI, elaboró un nuevo índice fue la amenaza del organismo en 2012: si continuaba con la manipulación estadística corría el riesgo de que el Organismo interrumpiese los créditos o de ser expulsada del Fondeo Monetario Internacional (FMI)
Cuando el índice oficial de pobreza se haga público, Cristina Fernández deberá aceptar que perdió la batalla, que de verdad ya no tiene patria. Y dejará una lección para ella y para los otros países de la región: la realidad no se puede editar con la voluntad de los gobernantes.