Lo del argentino Pepe Curioni es como una carrera de
fondo. Bueno, no, es una carrera de fondo. Él salió de
Argentina con una cierta experiencia, pero volar hacia
un país como amable con la cultura como lo es
España, podía tirar por tierra su trabajo y esperanzas.
“Flora, fauna y seres salvajes” (2011), bajo la capota
de Particulares también, formó la escuela que ha
servido de aprendizaje para Curioni, de cara a
“Tiempos mejores” (2013), el más reciente material
de alguien con una idea tan clara que su concepción
es dolorosamente sincera y hasta fuertemente poética
El disco se llama “Tiempos mejores”, pero yo me pregunto si han de venir tiempos mejores.
Sí, esa es la idea, el concepto del disco en general es un poco eso. Además de ser ‘Tiempos mejores’ una de las canciones que están en el disco, está todo inspirado a partir de esta canción. La idea en general era darle esa dirección al disco. Un mensaje positivo y a través de la música... compartirla con gente. Esa es la idea. Por ahí van las cosas.
¿Pero los tiempos mejores vienen o crees que hay que ir a buscarlos?
Bueno, yo creo que hay que ir a buscarlos. Creo que es una cues- tión de actitud también. Aunque estamos viviendo una crisis súper dura, creo que la gente que quiere seguir creando y haciendo cosas, sigue creando. De hecho, las crisis son oportunidades para hacer un montón de negocios y de cosas que en otro momento no nos planteamos. Yo, por ejemplo, he trabajado mucho tiempo como bajista de otra gente y todavía lo sigo haciendo en cierto punto, pero el hecho de que ahora haya menos trabajo, menos oportunidades de hacer gira, me ha dirigido a llevar a cabo este proyecto que para mí es muy interesante y muy enriquecedor, y tal vez si no estuviéramos en crisis, y tuviéramos un montón de curro girando con un montón de gente, no lo haría.
El primer disco que hiciste era como más experimental en ese sentido, como más joven.
También estaba hecho de la inexperiencia, grabado en mi casa, con otros medios... Mi idea es ir evolucionando disco a disco. Es como la plataforma que yo tengo para desarrollar mi evolución como músico, como compositor y también como cantante, porque tampoco me considero un cantante de toda la vida, sino que soy un cantante novel. Llevo cantando tres o cuatro años. Es todo una nueva experiencia. Un nuevo disco es una nueva experiencia.
Bueno, lo importante de cantar es lo que dices y cómo lo sientes y cómo lo transmites... Hay veces que, por mucha técnica que tengas, si no transmites...
Sí, por eso me dedico a cantar. Porque yo también en un momento había pensando que compongo canciones, y que si pongo un cantante que cante los temas estaría bien, pero por otro lado pensaba que no lo iba a decir como
lo digo yo. Las letras de los temas hablan de mí y me estoy mojando. Entonces, más allá de que mi voz, técnicamente hablando, esté mejor o peor, que la verdad que en este momento me da igual, creo que como yo no lo va a poder decir nadie.
Tampoco pasa tanto tiempo desde el primer disco. No es tanto tiempo para haber sido una maduración, parece que de golpe sí ha cambiado bastante, sónicamente hablando.
Es cierto. Lo que sucedió es que yo pasé el verano del 2012 investigando mucho, escuchando mucha música y también intentando empezar a componer canciones que tuvieran relación con lo que escucho normalmente. Ya sabes, esa clase de temas con los que te dan muchas ganas de tocar un tema. Empecé a visualizarme a mí mismo con una guitarra en la mano y con ganas de tocar. ¿Qué podía tocar en ese momento? Entonces empecé a componer los temas a partir de eso, porque a veces uno hace una canción y se piensa que por poner cuatro
acordes y la letra ya está guay, pero después te preguntas si vas a tener ganas de tocarla cada día. Me puse a investigar mucho más en eso, cosa que en el primero no hice, por inexperiencia, y por ahí creo que se ve el resultado del cambio, del crecimiento. Porque no fue cuestión de hacer una canción en media hora, no, sino
una canción en cinco días.
¿Insinúas que el primer disco te costó más defenderlo?
Sí, porque me pasaba que, a veces, cuando iba a tocar en directo, no me sentía representado ni en el sonido ni en las versiones de algunas canciones. Por lo mismo que te decía antes, por la inexperiencia y tal. En este disco pensé mucho más en el directo. ¿Cómo lo voy a defender en directo? ¿Cuántos músicos? ¿Tres músicos, cuatro músicos según el formato? Grabamos el disco pensando en eso. Y también para poder defenderlo con la guitarra
sólo.
El primer disco era más de banda, por así decirlo, pero este está concebido de una manera que la instrumentación es muy grande. Hay desde pedal steel hasta vientos, hay mucho matiz. Sin embargo, Particulares es un trío.
Y normalmente, en directo, salgo tocando en trío, es el formato más fácil de llevar y de mover, pero creo que puntualmente, en algunos temas, se nota más la falta de instrumentación, pero sólo algunos. Yo creo que el resto
se pueden defender perfectamente con tres personas. La idea fue esa. Como es un disco más acústico, más íntimo... con una guitarra acústica y una percusión se pueden defender muy bien. He hecho conciertos así cuando
estuve en Argentina, y se aguantan. Creo que el matiz que le metimos de pedal steel, de trompeta, de vientos o de lo que sea, es como un color. Pero está bueno que no todo el disco se base sobre eso.
Por ejemplo, ‘Cada instante’ es una canción muy melancólica, es muy simple en sonido y en formación.
Total. Es que es la típica formación de trío o cuarteto. La mayoría de canciones están concebidas así, aunque a alguna le quisimos meter un matiz porque también la forma de las melodías de mis temas tienen juego para investigar y dar un poco de vuelta. Ese fue el trabajo de Toni Brunet, el cual hizo un trabajo con mucho buen gusto. El concepto, por su lado, está muy bien enfocado. Fueron pequeños matices que yo no hubiera metido, pero porque no se me habrían ocurrido, y en eso está bueno contar con un productor que te guíe.
Que le dé un punto de vista externo...
Exacto. Y Toni tiene buen gusto pata eso. Él es un músico muy talentoso que ha tocado con mucha gente y sabe muy bien lo que hace. A mí me aportó mucho y yo estoy muy contento de haberlo hecho con él.
Has dicho antes que este disco empezaste a concebirlo en verano...
Sí, en verano hice casi todos los temas, hice ocho temas.
Pero es curioso que es un disco otoñal en todos sus aspectos, casi invernal.
Pero porque tiene ese toque melancólico... Algunas letras, que tienen cosas así, tienen más que ver con el invierno y porque fue grabado en invierno. Es posible que también influyera un poco el diseño. Pero yo creo que los argentinos en general tenemos una melancolía, una forma de concebir ciertas cosas que yo siempre he relacionado mucho con el tango. Venimos de escuchar eso, todas las canciones tienen esa parte como más trágica, ¿sabes? O como esa mujer que te deja y te abandona y te quedas solo. Creo que eso es algo que en la música argentina está presente desde siempre. Y mira, no lo puedo evitar porque a mí también me sale.
‘El rastro’ sin duda es una canción muy despechada...
Sin duda. Habla de una relación que se truncó con una persona. Hay otras letras que también, directa o indirectamente, hablan un poco de eso, o por ejemplo el tema de mi casa, que habla un poco de la añoranza, de recuerdos míos de Argentina... cosas que uno lleva consigo y terminan saliendo en las canciones.
Yo diría que había un punto de costumbrismo que es lo que ayuda cuando quieres empatizar con la gente. ‘Tormenta en la ciudad’, además de ser una canción ya de por sí invernal, me parece la más costumbrista.
Pinta muy bien un panorama que es por el que va a transcurrir todo el disco.
De alguna manera es así. Creo que lo que tiene este disco, desde el título, es que habla de tiempos mejores, de un cambio, de una búsqueda, de una investigación, de un recorrido que tenemos que ir haciendo todos los que estamos pasando por fases personales, por crisis o por momentos jodidos. Pero por otro lado, este “tiempo mejor” que viene en el disco representa todo pero de una manera más densa, es decir, con un contenido. No es todo frívolo, no. Vienen tiempos mejores pero dependerá del curro que le pongamos cada uno para que esto vaya adelante.
Las letras tienen una parte muy densa, además tienen como muchas figuraciones acerca de los caminos, de las piedras del camino, de las flores... Como la canción de ‘El jardín’, en la que está el jardín y está el camino. Como una especie de paraíso y una especie de purgatorio.
Habla un poco de eso, como que tú puedes cuidar el jardín y conservarlo, pero también, de alguna manera, se te pueden presentar cosas que hagan que ese jardín no florezca tan fácilmente. Yo creo que, en general, es así y
considero que en mi carrera como músico no me puedo quejar. Soy una persona que siempre ha trabajado, pero he sido siempre un trabajador, un currante, y no me ha sido fácil. El éxito no me ha acompañado toda mi vida. Soy un trabajador de día a día y estoy orgulloso de eso. Confío en los caminos largos, en el recorrido, en que uno tiene que ir investigando. Si pensamos un poco en cuando saqué el primer disco, deberíamos pensar en que fue mi escuela. Fueron un montón de piedras en el camino y hubo que superarlas. Por lo tanto, a la hora de sacar otro disco, ya tienes el bagaje de todos los errores que cometiste en el primero, y es por eso por lo que ahora me siento tan contento a la hora de regalarle el disco a alguien, porque sé que las canciones me representan al 100%.
Porque te las crees ahora...
Sí, estoy convencido de que tienen vida y de que tienen alma. Todas dicen algo, y creo que la gente lo va a escuchar sintiendo eso. Artísticamente uno tiene que ser de verdad, lo que tú cantas te tiene que representar. Si no te identifica al 100%, es muy difícil poder defenderlo en la eternidad.
¿Es un resultado de haber hecho prueba y error?
Posiblemente sí. También me sirvió para darme cuenta de que si uno busca e investiga y le da vueltas a la máquina, la máquina da resultados. Me di cuenta cuando me ponía a componer canciones y cuanto más tiempo
las curraba. Hay una frase que siempre se me queda, que me la dijo un amigo una vez y que siempre tengo en la cabeza. Tú a un amigo, a una pareja, le puedes dar algo y la pareja te puede fallar en algún momento, te puede
engañar, te puede abandonar, un amigo también puede hacerte una putada... pero a la música tú le das y la música siempre te lo devuelve. Tú tocas una guitarra en tu casa y compones un temita con amor y lo empiezas a preparar, lo cantas de puta madre, lo haces mil veces, y te puedo asegurar que la música siempre te lo devuelve.
Ella nunca te va a fallar en ese sentido. Es una cuestión de compromiso mutuo: cuando tú le das, ella te devuelve.
Un compromiso poético...
Total, y a mí me pasó con este disco, y yo tampoco me considero Bowie, que vengo a cambiar el mundo. En ese sentido sé quién soy y no necesito tampoco tirarme flores a mí. Pero como le di a la máquina, le di energía, mi concentración y mi arte –dentro de mis posibilidades–, ella me lo devolvió, y eso no me lo quita nadie. Eso no me lo quita ni la industria, ni el movimiento de moda del momento ni ser la banda del momento. Es un compromiso que tú adquieres con eso y esas canciones te van a acompañar siempre